Jardín en las alturas: La biodiversidad oculta en los árboles porteños
FAUBA 27-02-2024 general
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(SLT-FAUBA) Caminamos por la ciudad y las vemos sobre los árboles o tapizando las veredas tras las tormentas. Son plantas epífitas, viven sobre otras plantas, cables y piedras en diversos ambientes del planeta. Entre otros beneficios, aportan a la diversidad vegetal y le agregan color y textura a las alturas. Sin embargo, están poco estudiadas en las ciudades. Un trabajo de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) en CABA registró 15 especies diferentes de estas plantas creciendo mayormente sobre árboles nativos, grandes y de corteza rugosa. Proponen incorporar su cultivo en los espacios verdes de la ciudad. Las plantas epifitas crecen sobre troncos u otras superficies como caños, cables y cornisas. Están presentes en múltiples ecosistemas en todo el planeta
Las plantas epifitas crecen sobre troncos u otras superficies como caños, cables y cornisas. Están presentes en múltiples ecosistemas en todo el planeta
“Son plantas adaptadas a crecer sobre otras plantas. En mi tesis investigué solo las plantas epífitas vasculares, es decir, aquellas que poseen sistemas de conducción de agua y savia. Esto dejó fuera a musgos y líquenes, por ejemplo”, dijo Alejandro Romero Zapiola, egresado de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la Facultad de Agronomía de la UBA (LiCiA-FAUBA) bajo la dirección de Mariano Devoto, docente de Botánica General.
Las epífitas contribuyen a la biodiversidad y brindan distintos servicios ecosistémicos tanto en ambientes naturales como urbanos. Como la ecología de las epífitas está poco estudiada en las ciudades, en su tesis para la LiCiA, Alejandro se planteó el objetivo de investigarla en las calles y avenidas de CABA.
Romero Zapiola realizó el estudio en los barrios porteños de Palermo, Belgrano y Recoleta, similares en sus altos niveles de urbanización. En 26 cuadras tomadas al azar registró los árboles de sus veredas y las epífitas que los habitan, sus orígenes —nativas o exóticas—, qué rasgos de las especies leñosas favorecen el establecimiento de epífitas y analizó las relaciones que las vinculan. Romero Zapiola llevó adelante el relevamiento de plantas epífitas en tres barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —Palermo, Belgrano y Recoleta—, muy parecidos entre sí en cuanto a su alto grado de urbanización
Romero Zapiola llevó adelante el relevamiento de plantas epífitas en tres barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —Palermo, Belgrano y Recoleta—, muy parecidos entre sí en cuanto a su alto grado de urbanización Altos claveles y tipas
“En cuanto a epífitas, encontramos un total de 479 plantas de 15 especies diferentes, de las cuales 5 fueron nativas. Cuando consultamos la bibliografía, vimos que para la ribera platense hay citadas quince especies nativas de epífitas. Seguramente, las que no detectamos están en la ciudad, pero son poco frecuentes”, explicó Romero Zapiola. Los árboles de la ciudad contienen una diversidad considerable de epífitas creciendo sobre sus ramas y troncos. A la izquierda, una planta de Rhipsalis lumbricoides, pariente de los cactus, nativa de la ribera platense. En el medio, un ejemplar del género Miltonia, perteneciente a la familia de las orquídeas, nativo de la provincia de Misiones y registrado en Plaza San Martín. A la derecha, el conocido clavel del aire, o Tillandsia aëranthos, pariente del ananá y nativo de la ribera platense
Los árboles de la ciudad contienen una diversidad considerable de epífitas creciendo sobre sus ramas y troncos. A la izquierda, una planta de Rhipsalis lumbricoides, pariente de los cactus, nativa de la ribera platense. En el medio, un ejemplar del género Miltonia, perteneciente a la familia de las orquídeas, nativo de la provincia de Misiones y registrado en Plaza San Martín. A la derecha, el conocido clavel del aire, o Tillandsia aëranthos, pariente del ananá y nativo de la ribera platense
“Relevamos 555 árboles en total, pertenecientes a 40 especies; 24 de ellas poseían epífitas. Los datos mostraron que los árboles más grandes, nativos y de corteza rugosa soportan un número más alto de especies de epífitas”, informó Romero Zapiola. Y como ejemplos, mencionó a la tipa —o Tipuana tipu— y al jacarandá —o Jacaranda mimosifolia—, que poseen tales características.
El estudio, además, abarcó las diversas relaciones árbol-epífita. “Encontramos tanto epífitas generalistas como especialistas, es decir, que aparecen sobre muchas o sobre pocas especies de árboles, respectivamente. Entre las primeras, la más conocida fue un clavel del aire —Tillandsia recurvata—, y entre las especialistas, la suelda consuelda —o Microgramma mortoniana—”, sostuvo. Un arbolado decorado
“Creemos que la información generada en mi tesis podría contribuir, entre otras cosas, al manejo de la diversidad vegetal de la Ciudad de Buenos Aires”, comentó Romero Zapiola. Las cortezas rugosas, como, por ejemplo, la de la tipa (Tipuana tipu), alojan gran cantidad de especies de epífitas
Las cortezas rugosas, como, por ejemplo, la de la tipa (Tipuana tipu), alojan gran cantidad de especies de epífitas
En este sentido, puntualizó que no se suelen incluir epífitas en el diseño paisajístico de las ciudades y que sería interesante comenzar a usar algunas especies en el espacio público de CABA. “En nuestra ciudad pueden crecer y desarrollarse epífitas muy bonitas, con floraciones llamativas o frutos coloridos capaces de potenciar el servicio de recreación estética o visual”.
A modo de ejemplo, destacó las flores violetas y azules del clavel del aire —Tillandsia aeranthos—, que, además, brindan alimento a los picaflores. También resaltó la belleza de una orquídea epífita conocida como flor de patito —Gomesa bifolia—, cuyas flores amarillas colgantes se pueden apreciar en el Delta del Paraná hasta Punta Lara.
“Teniendo la precaución de monitorear tanto su aclimatación al espacio urbano como el estado sanitario de los árboles sobre los que crecen, pensamos que las epífitas serían un elemento valioso para promover en el ecosistema urbano de nuestra ciudad”, cerró.
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