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NUEVA VACUNA CONTRA LA BRUCELOSIS 22-11-2005
SE ENTREGÓ POR PRIMERA VEZ EL PREMIO RICARDO MARGNI EN INMUNOLOGÍA 2005 NUEVA VACUNA CONTRA LA BRUCELOSIS Por

Amalia Beatriz Dellamea

Centro de Divulgación Científica

Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA)

Investigadores de la Universidad de Buenos Aires, el Conicet, el Instituto Leloir y la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires desarrollaron una vacuna efectiva contra la brucelosis ¤ La ensayaron en condiciones de laboratorio y obtuvieron resultados eficaces ¤ Actualmente iniciaron las pruebas de campo ¤ La brucelosis es una enfermedad endémica en la Argentina, que afecta al ganado ovino, bovino y caprino ¤ Provoca considerables pérdidas económicas ¤ También las personas pueden infectarse ¤ Ya existían vacunas pero no son cien por ciento eficaces y presentan desventajas. Un equipo de investigación integrado por miembros de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA), el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (CONICET-UBA), la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro, del Hospital de Clínicas (UBA) y del Instituto Leloir (CONICET- UBA) recibió el Premio en Inmunología “Ricardo Margni” 2005. La distinción es conferida por el CEDIQUIFA y se instituyó en conmemoración de la trayectoria científica del desatacado inmunólogo argentino Ricardo Margni, muerto en diciembre de 2004. También se celebró el “Día del investigador”, en conmemoración del nacimiento de Bernardo Houssay . En la oportunidad fueron entregados el Premio Bernardo Houssay 2005 y los premios y menciones del Concurso “Haydée De Luca” 2005.

El Premio en Inmunología “Ricardo Margni” 2005, que se entregó este año por primera vez, fue ganado por el trabajo "La inserción de un péptido de OMP31 al extremo amino terminal de la lumazina sintetasa de Brucella spp. mejora su capacidad protectora”, presentado por un equipo de investigación de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (CONICET-UBA), el Laboratorio de Inmunogenética del Hospital de Clínicas, también de la UBA, de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro, Tandil, y del Instituto Leloir (CONICET-UBA).

El premio fue conferido por el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Industria Químico Farmacéutica Argentina (CEDIQUIFA) y fue entregado en un acto que se realizó en el Salón del Consejo de la Facultad de Medicina de la UBA. (Ver recuadro 2)

“Contra la brucelosis existen actualmente vacunas, pero no son cien por ciento efectivas. Además presentan desventajas, como la dificultad de efectuar el diagnóstico, esto es, que no resulta nada fácil distinguir entre un animal que ha sido vacunado y otro que está infectado con la bacteria causante de la enfermedad”, explicó la doctora Juliana Cassataro, del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (CONICET – UBA), con sede en la Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA, y del Laboratorio de Inmunogenética, del Hospital de Clínicas (UBA).

“Además, las vacunas en uso se producen con cepas de bacterias atenuadas, lo que equivale a decir que no son avirulentas y consecuentemente conservan potencialmente la capacidad de enfermar”, señaló, por su parte, el doctor Guillermo H. Giambartolomei, también del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral y del Laboratorio de Inmunogenética del Hospital de Clínicas.

Desde que se practica la pasteurización, la posibilidad de que las personas se infecten con la bacteria causante de brucelosis ha descendido notablemente. Sin embargo, se ha convertido en una enfermedad básicamente profesional que afecta a los trabajadores rurales y otros operadores que aplican las vacunas a los animales, los veterinarios y el personal que trabaja en los mataderos y carnicerías, dado que están permanentemente expuestos al organismo agresor. También pueden infectarse las personas que consumen productos lácteos y derivados producidos sin los debidos controles sanitarios. (Ver recuadros 1 y 3).

La brucelosis animal es la zoonosis mayor y más difundida en el mundo. Genera barreras en la comercialización de los animales y sus productos, hecho que puede afectar las posibilidades de desarrollo, especialmente de los pequeños ganaderos, el sector más vulnerable en muchas poblaciones rurales, principalmente de América Latina. Esta circunstancia condujo a que organismos internacionales, entre ellos la Organización Mundial de la Salud (OMS), establezcan planes de erradicación de la enfermedad en ovinos, caprinos y bovinos, tanto en Europa como en América Latina.

“En nuestro laboratorio trabajamos en el desarrollo de vacunas de subunidades, que consisten en utilizar determinados componentes de las bacterias causantes de brucelosis, por ejemplo, proteínas, pero nunca la bacteria entera. La ventaja de estas vacunas es que no entrañan riesgo de infección y que su producción es estandarizable”, agregó la investigadora. “Ensayamos vacunas utilizando proteínas recombinantes y también vacunas de ADN”, señaló, por su parte, Giambartolomei (Ver recuadro 4).

Vacunas de proteínas recombinantes y vacunas de ADN Las vacunas actualmente en uso contra la brucelosis animal son del tipo denominado vacunas atenuadas, que se obtienen a partir de bacterias que han perdido parcialmente su virulencia como resultado de inoculaciones o siembras repetidas en medios de cultivo, pero que conservan su capacidad antigénica, es decir su potencial para despertar los sistemas de defensa.

“Pero, resulta que una de las desventajas de las vacunas actuales es que las bacterias enteras atenuadas que se utilizan no son totalmente avirulentas; conservan su capacidad de replicarse y, consecuentemente, pueden provocar la infección” señaló Cassataro.

La estrategia utilizada por los investigadores argentinos fue trabajar con proteínas recombinantes de Brucella spp. Las proteínas recombinantes son iguales a las proteínas que están normalmente en la bacteria agente de la brucelosis, pero obtenidas en el laboratorio mediante técnicas de biología molecular. Consiste en un truco tecnológico por el cual los investigadores transfieren un gen de la Brucella spp. a otra bacteria más amigable y suficientemente entrenada para trabajar en el laboratorio “en colaboración” con los investigadores. Esta bacteria amiga fue la Escherichia coli, que una vez que tiene inserto el gen “ajeno” comienza a producir la proteína de interés como si se tratara de la otra bacteria, la Brucella spp. De este modo los científicos obtienen la proteína que necesitan, la purifican y pueden efectuar los ensayos de laboratorio.

El equipo de investigadores que obtuvo el Premio Margni 2005 probó en ratones varias de esas proteínas, producidas mediante técnicas biomoleculares, y encontró que los candidatos que ofrecían mayor protección a los animales del estudio eran dos: las proteínas brucella lumazina sintetasa (BLS) y OMP 31.

Así fue que, basándose en la estructura de la BLS, le agregaron una parte de la OMP31. “Por inserción de un péptido de la OMP31 en la estructura de la BLS construimos una proteína que es quimérica entre las dos”, explicó Giambartolomei.

“Los niveles de protección que logramos con esta vacuna fueron mayores contra B. ovis (brucelosis ovina) o similares contra B. melitensis (brucelosis caprina y humana) que los que se obtienen con las cepas de bacterias atenuadas utilizadas normalmente”, relató la investigadora. Con estos resultados obtuvieron el Premio de Inmunología de CEDIQUIFA.

El otro tipo de vacuna que desarrollaron y ensayaron los investigadores argentinos es del tipo vacuna de ADN.

“La vacuna de ADN consiste en inocular en los animales que se desea proteger el gen de la bacteria Brucella spp que codifica para la proteína de interés. De esta manera se logra que el animal vacunado produzca por sí mismo la proteína”, explicó Cassataro. Y concluyó: “Con esta estrategia hemos logrado resultados todavía más alentadores”.

Actualmente los científicos argentinos, habiendo concluido los ensayos básicos, en laboratorio, iniciaron las pruebas en campo: están implementando la Fase I en inmunización de ovejas.