Un tambo usina de trabajos de investigación en medio de la ciudad |
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Alejandro Palladino, docente de la cátedra de Nutrición y Alimentación Animal de la FAUBA, previo a levantar el tambo, realizó un doctorado en Irlanda, donde dedicó tres años a estudiar los factores que afectan a la calidad nutracéutica de la leche, una serie de compuestos (como los ácidos grasos Omega 3 y el ácido linoleico conjugado) que permiten mejorar la salud de las personas y prevenir ciertas enfermedades como el cáncer y la arterioesclerosis.
“En Irlanda trabajé con bovinos. Pero una vez que regresé a la Argentina, se hacía muy difícil traer vacas a la Capital y entonces vimos que la oveja lechera podía ser un modelo muy interesante, porque es un animal chico que podemos tener en la facultad y porque existe poca información disponible sobre la nutrición y el manejo de estos animales”, detalló, y afirmó que algunos de los resultados de los trabajos que hoy realizan con ovinos son extrapolables a otros rumiantes, como las vacas.
Además, “con el tambo tenemos la posibilidad de validar a campo los trabajos que venimos haciendo desde hace muchos años in vitro (en el laboratorio)”, dijo Palladino. los experimentos que se hacen a pequeña escala en el tambo de la FAUBA (con 20 ovejas), se van a reproducir en los campos que tiene la facultad en la localidad bonaerense de San Pedro, donde hay otros 80 animales en producción.
Si bien en la Argentina solo existen unos 50 tambos ovinos, repartidos entre la Región Pampeana y la Patagonia, esta actividad puede ser un buen negocio para productores de pequeña escala, porque la inversión necesaria para iniciar la actividad es moderada, en tanto que los productos que se obtienen son valiosos.
Al respecto Ana Frey, de la cátedra de Ovinotecnia dijo: “el porcentaje de grasa y proteína de la leche de oveja es prácticamente el doble que el de las vacas, y los quesos fabricados con esa leche son considerados delicatessen, con un mayor precio en el mercado”. |
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