Aseguran que plantar un árbol puede "no ser bueno" |
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Un estudio científico remarca los efectos colaterales indeseados a la hora de evaluar políticas de lucha contra el cambio climático.
Plantar cualquier especie de árbol en cualquier lugar no siempre es bueno. Así lo revela un estudio científico que muestra un caso emblemático en la Patagonia argentina: después de casi 35 años, en las áreas forestadas con un tipo de pino ya no hay hormigas, según publica La Nación.
En medio del actual debate acerca de cuán conveniente es seguir forestando para luchar contra el cambio climático en esa región,la investigadora Amy Austin, profesora de la cátedra de Ecología de la Facultad de Agronomía de la UBA e investigadora del Conicet, advierte sobre los impactos ambientales impensados al tomar decisiones sin una base científica sólida.
"Mucha gente está proponiendo plantaciones de árboles para secuestrar carbono y mitigar el impacto humano sobre la concentración de CO2 en la atmósfera, pero no tenemos mucha idea de cómo estamos afectando los ecosistemas. Por ejemplo, vimos que al forestar con pinos, las hormigas desaparecen de esos terrenos. Ahora estamos tratando de entender es cuáles son las consecuencias de estos cambios tan radicales sobre la biodiversidad del suelo", comentó Austin, que desarrolló su trabajo junto a la bióloga Adelia González Arzac, a pocos kilómetros de San Martín de los Andes, en Neuquén.
"Tomamos muestras en cinco lugares a los largo de entre 60 y 70 kilómetros de este a oeste. Esta zona tiene un régimen de precipitaciones con un rango de variación que va entre los 200 y 2000 mm anuales y un suelo que cambia de estepa pura a bosque", indicó la investigadora, en diálogo con LA NACION.
"Si el objetivo principal de implantar un bosque es secuestrar carbono (C), a mi criterio no es una buena opción. Es cierto que la cantidad de C en el ecosistema decrece, pero pienso que no está bien almacenado, ya que se encuentra en los troncos y en el material muerto sobre el suelo. Ese C es vulnerable a los disturbios. Un incendio, por ejemplo, haría que las forestaciones dejaran de secuestrar carbono, devolviendo a la atmósfera grandes cantidades de CO2, un gas con efecto invernadero", continuó. |
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