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El gran potencial desperdiciado  
Clarín- 26-05-2012 -
  Nota publicada por: Clarín el 26-05-2012

Nota de origen:
La FAUBA lanza una fuerte advertencia por la caída del trigo
Enviada por: FAUBA , el 22-05-2012

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Más allá de los pronósticos del clima, y de la humedad presente en los suelos de cada región para el inicio de la campaña de cultivos de invierno, el trigo volvería a retroceder fuertemente en su área de siembra, afectado por las restricciones comerciales que traban las exportaciones. Según Daniel Miralles, docente de la Cátedra de Cerealicultura de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) e investigador del CONICET, la superficie de trigo bajaría entre 20% y 25%, respecto de las 4 millones de hectáreas implantadas en 2011/12. “Dependerá de las decisiones políticas estatales. Si se continúa con la intervención del mercado, los agricultores sembrarán menos trigo, aun cuando existe una demanda mundial cada vez mayor”, afirmó. Lo cierto es que en la última década, el cultivo viene perdiendo unas 270.000 hectáreas por año. Como contrapartida, los productores optarían por sembrar otros cultivos de invierno, de los cuales la cebada cervecera presenta las mayores perspectivas de incremento, tanto para vender como malta, grano o forrajera (Ver Página 4 ). La cebada viene aumentando su superficie de siembra en unas 40.000 hectáreas anuales, en los últimos 10 años. Y para este ciclo se proyecta un incremento de 30% del área, para alcanzar entre 1,2 y 1,5 millón de hectáreas. El investigador de la FAUBA subrayó que “el crecimiento de la cebada no representa un riesgo en términos técnicos, pero si en términos económicos, porque el precio de la cebada forrajera no es esperable que se mantenga y, en caso de venderla como malta, hay cupos que están fijados por los contratos que se hacen con malterías o exportadores directos”. Según Miralles, la caída del trigo tiene efectos negativos en todos los aspectos técnicos. Así, “los suelos tendrán menores períodos de cobertura, de aporte de rastrojo, aparición de nuevas malezas (como rama negra) y un mayor uso de agroquímicos para el control de estas malezas emergentes”, sostuvo. Además, advirtió que la fuerte disminución en la superficie sembrada de trigo no se va a cubrir en su totalidad con otros cultivos de invierno, puesto que el crecimiento de la cebada representa menos del 20% de la caída del otro cereal. Por esa razón, se deduce que una gran cantidad de hectáreas se implantarán con soja. “Este proceso acompaña el incremento de soja, que si bien puede aumentar el ingreso de divisas por exportaciones, representa una estrategia a corto plazo. Un sistema con pobres esquemas de rotación, reducción de aporte de rastrojos y predominio de un monocultivo, redundará en un empobrecimiento de todo el sistema de producción en el mediano plazo”, apuntó. Las consecuencias de este escenario requerirán un largo proceso de recuperación en el futuro. “Este aspecto debería discutirse seriamente, ya que de no tomar conciencia de estos aspectos negativos podríamos llegar a una situación irreversible”, dijo. “Esperemos que esto pueda revertirse en el futuro y que nuestro país vuelva a tener plena libertad de comercialización de los cereales que produce y que permita ir mejorando nuestra capacidad potencial de producción de los suelos, porque en este último aspecto vamos exactamente en el sentido contrario”, finalizó. Por las lluvias, las condiciones para la siembra son dispares. Las lluvias de otoño permitieron que los suelos tengan una buena recarga en la zona núcleo triguera, como el sudeste bonaerense. Pero en el resto de las regiones productivas la situación es dispar: En el centro-suroeste de Buenos Aires existen zonas con anegamientos e inundaciones, y el escenario se complica hacia el suroeste, oeste y sur de Córdoba, donde los perfiles aún no se recargaron por completo. “Hay mucha variedad de situaciones”, señaló María Elena Fernández Long, investigadora de la Cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la FAUBA, aunque estimó que, de acuerdo con la previsión de la tendencia climática trimestral realizada por el Servicio Meteorológico Nacional e instituciones como la FAUBA, se espera que las lluvias en el trimestre mayo-julio se encuentren dentro de los valores normales. El mapa de agua útil (Ver Infografía ), realizado con datos de superficie medidos hasta el 22 de mayo, ilustra en detalle la situación en distintas zonas. Allí se muestra cómo en el centro de la provincia de Buenos Aires, donde ya se habían recargado los suelos, las fuertes lluvias causaron perjuicios (Ver Página 6 ). “Esta situación complicaría el comienzo de la fina”, dijo Fernández Long. En el resto de Buenos Aires, sur de Córdoba, sur de Santa Fe y sur de Entre Ríos, las precipitaciones del otoño permitieron que los suelos tengan buena recarga de agua tras un verano muy seco. “La humedad en superficie no presenta limitantes en general para la siembra. En el suroeste y oeste de la región pampeana, noroeste de Córdoba y suroeste de Santiago del Estero, la situación se complica debido a que los perfiles aún no se recargaron y presentan falta de agua”, finalizó.