El maíz tardío ¿Un nuevo cultivo en la Argentina? |
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Buenos Aires, 2 noviembre (PR/16) // Desde hace varios años, el
maíz tardío gana superficie en los campos argentinos y en la
última década el área aumentó un 45% mientras que en la actualidad
representa el 60% del área del cereal lo que llevó a
investigadores a plantearse sino estamos en presencia de un nuevo
cultivo en el país.
En algunas zonas marginales o con primaveras secas el maíz
tardío (sembrado avanzada la primavera) es la única alternativa de
siembra.
A pesar de alcanzar menores rindes que los maíces tempranos, su
estabilidad lo convirtió en una gran opción para los agricultores
y en algunos ambientes le ganó la partida a la soja de
segunda (que le sigue al cultivo invernal como el trigo).
Por eso, investigadores de la Facultad de Agronomía de la
UBA (FAUBA) ya lo consideran un nuevo cultivo porque en los
últimos años, el maíz tardío surgió con fuerza entre las
opciones agrícolas de nuestro país.
El maíz tardío (MT) está entre los productoes para quedarse, su
uso se difundió tanto en la zona núcleo como en regiones y
provincias no tradicionales.
Según las condiciones climáticas y los tipos de suelos, se lo
prefiere por sobre el maíz temprano, aunque potencialmente su
rinde es menor que el de los maíces tempranos, el productor lo
siembra porque es más estable.
"Hay que diferenciar al maíz tardío del maíz de segunda, que se
siembra tarde luego de un cultivo antecesor que consumió agua y
nutrientes del suelo. Su uso tiene ciertas ventajas respecto del
maíz temprano", explicó Gustavo Maddonni, profesor de la cátedra
de Cerealicultura de la FAUBA.
Añadió que "en el reciente congreso de maíz tardío quedó claro
que desde la ecofisiología, el rendimiento de este cultivo está
muy relacionado con el peso de los granos, a diferencia del maíz
temprano, que depende más del número de granos en la espiga".
"En maíz, lograr buenos rendimientos depende de que
el cultivo no sufra ningún estrés en un lapso llamado período
crítico (PC). Al sembrarse el MT más adelante en la campaña, fines
de primavera a principios del verano, ese período cae en un
momento del año en el que las probabilidades de estrés hídrico son
relativamente bajas", expresó.
Al profundizar en esa ventajas, el especialista enfatizó en
las distintos escenarios climáticos que benefician al maíz tardío.
"Algunos de los problemas climáticos para los tempranos
desaparecen para los tardíos: no están limitados por agua durante
el PC, disponen de humedad en el suelo a la siembra y de
temperaturas adecuadas que aseguran un buen stand de plantas, y no
sufren golpes de calor desde el PC en adelante", manifestó el
también investigador del Conicet.
Ahora bien, recomendó "tener en cuenta que a fines de
primavera, en general, llueve más que a fin del invierno.
Entonces, la contraparte de disponer de agua a la siembra es que a
veces aparecen problemas de piso para las sembradoras, se demora
aún más la siembra o mueren plántulas por anegamiento en los
maíces tardíos que pudieron sembrarse".
Por otra parte consideró que los semilleros deberían abocarse a
elaborar híbridos de maíz tardío resistente a las distintas
contingencias climáticas y de plagas, porque es un nuevo cultivo.
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