| Las mujeres aumentan fuertemente su presencia en el sector agropecuario |
|
|
|
|
|
En las últimas décadas, creció la cantidad de agrónomas que trabajan en la investigación y en la producción asociada al sector agropecuario.
El campo ya no es materia exclusiva de los hombres. Según un informe de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, en las últimas décadas, las mujeres ganaron muchos espacios en el sector agropecuario, en actividades que van desde la investigación hasta el asesoramiento, el seguimiento de cultivos o la comercialización, así como desde otras disciplinas que se integraron a la producción, como las ciencias ambientales.
La FAUBA es un fiel reflejo de este escenario. "Agronomía se caracteriza por haber sido una carrera de hombres, pero sin embargo en los últimos 20 años las mujeres fueron aumentando hasta llegar al 30% de los egresados", informó Carina Alvarez, subsecretaria académica de esa institución, donde se reciben unas 50 nuevas ingenieras agrónomas por año.
Marcela Gally, vicedecana de la FAUBA, agregó que la proporción de mujeres es mayor en Ciencias Ambientales (que casi alcanzó en ingresantes a los de Agronomía). Allí, el 70% de los alumnos son del género femenino. También el 60% de los trabajadores de la Facultad son mujeres, y el 70% de las autoridades.
"Empecé a estudiar Agronomía en 1976 y en mi comisión éramos 40 estudiantes y sólo dos mujeres, pero por suerte los tiempos han cambiado en la composición de mujeres y hombres y en la participación de los estudiantes", señaló Gally, quien agregó: "comencé como ayudante en la Cátedra de Fitopatología, que tenía como profesora titular a Clotilde Jauch, una las primeras agrónomas de la Argentina". Hoy esta profesional es también es docente de esa cátedra.
Las mujeres en el campo
Estefanía Cartier es agrónoma y vive en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires. Se recibió en la FAUBA en el 2000, en medio de la crisis. "Primero me especialicé en la empresa familiar y luego fui desarrollando el asesoramiento y la producción", dijo. Hoy sigue conectada con la FAUBA, a partir de ensayos que se realizan en sus campos. Pese a tener 15 años de experiencia, Estafanía siente que "en el campo, el machismo está muy presente", y que muchas veces los productores la siguen poniendo a prueba. No obstante esto, se sorprende con la confidencia de su cliente más antiguo (12 años trabajando juntos) y mayor (tiene 81 años): "me confesó que yo lo había sorprendido porque no había confiado en que, siendo mujer, pudiera desarrollarme en el rubro".
La maternidad continúa siendo un punto complicado de organizar con el trabajo, pero se logra: "tengo dos hijos (Simón, de nueve años, e Isabella, de 5), no es tan sencillo compatibilizar porque el trabajo a campo no tiene horario fijo y varía en el año". Cartier recuerda que, en los comienzos, "cuando uno se pasa pateando lotes, hubo mucha ayuda de niñeras, suegras y madres, que estuvieron al pie del cañón; hoy con un equipo de trabajo, me enfoco a la gestión de proyectos y puedo dedicar más tiempo a la familia".
No es fácil compatibilizar las actividades de la familia con la profesión, pero "las mujeres nos caracterizamos por estar en múltiples tareas a la vez", afirmó Álvarez, quien también es docente de la Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes y madre de dos varones.
Lucía Franchino, asesora técnica y egresada de la FAUBA en 2007, opina en el mismo sentido pese a no tener hijos: "no creo que el problema sea la profesión, sino las distancias que recorremos; muchas veces tenemos que dormir fuera de casa un par de noches, o salir muy temprano y volver tarde".
"Mientras estudiaba, las mujeres éramos minoría y eso se notaba, sobre todo en algunas cátedras", señala Franchino, quien sostiene que "en mundo laboral arranqué como ayudante de cátedra y colaborando ad honorem en ensayos del CREA Tapalqué II, al que pertenece un campo familiar, luego tuve un cargo rentado en la Facultad y hoy soy asesora del grupo CREA Nuestra Señora de las Pampas, coasesora Tapalqué II y tengo una pequeña administración ganadera con base en Azul". Sostiene con humildad que tuvo suerte.
De sus primeras experiencias laborales, recuerda las palabras de su tío: "me aconsejó que saliera a trabajar afuera, que aprendiera viendo cosas distintas, que siempre iba a tener tiempo para trabajar con la familia. Se lo agradezco porque me permitió aprender a hacer las cosas por mí misma. Hoy trabajo con él, pero además tengo una mirada propia, enriquecida por la experiencia de otros trabajos". Describe a su trabajo como apasionante. Tiene un poco de todo: días de oficina, días de potrero, contacto con la gente, temas de empresa, capacitación constante, desafío intelectual; un poco de todo. "Es un ámbito donde somos minoría, pero nunca me faltaron el respeto por ser mujer, al revés", afirma. Y concluye señalando que "tengo mucha suerte por la gente que me rodea, es la clave es el respeto".
Grupo de Mujeres Cooperativistas "El Despertar"
con el presidente de la Coperativa La Ganadera
Dentro de las actividades previstas para el año, las integrantes del Grupo de Mujeres Cooperativistas "El Despertar" se entrevistaron con el presidente de la Cooperativa La Ganadera Gral. Ramírez, Iván Omar Hetze.
El dirigente transmitió su experiencia personal en el sector agropecuario en general, y en el cooperativismo en particular.
Entre sus actividades desarrolladas, recordó que pasó de peón rural a maquinista o bolsero en cosechadoras, y al existir bancos de piedras en arroyos /utilizados en aquel entonces para la construcción, hoy para afirmados en caminos/, se dedicó a la extracción de las mismas y su traslado a la ciudad para su venta. Luego fue agricultor y ganadero, siempre en pequeñas extensiones de tierra. Se asoció tempranamente al Molino Harinero S.A. de Ramírez, donde los agricultores entregaban el trigo para obtener la harina con destino al pan casero; luego se acercó a la Cooperativa Agrícola de la ciudad, y finalmente a La Ganadera, donde fue empleado, asociado y ahora dirigente.
Al iniciar el acopio de cereales y oleaginosas en La Ganadera, fue contratado como pulverizador con una máquina de arrastre, las primeras en la zona. En su despedida de esta tarea, buscó la primera máquina pulverizadora autopropulsada de la cooperativa. Más tarde, se dedicó a la agricultura y actualmente también a la ganadería. Ingresó a la entidad como vocal suplente hace 17 años atrás. Sucesivamente, cubrió distintos cargos hasta llegar este año a presidente.
Hetze señala a la cooperativa como su segundo hogar, donde el asociado encuentra siempre las puertas abiertas. Su anhelo como consejero fue trabajar por el mejoramiento de los caminos rurales, para lo cual visitaba a los vecinos, convocaba a reuniones y buscaba apoyo recolectando firmas. Así, se lograron constituir los consorcios camineros de Ramírez/Isletas/Costa Grande, Aranguren/Tres Esquinas, y finalmente Ramírez/Don Cristóbal. En estos tramos, se realizaron enripiados y se hacían los seguimientos de las obras. Siempre hubo un fuerte apoyo de la cooperativa. Mientras representaba a La Ganadera en la Federación Entrerriana de Cooperativas (FEDECO), tuvo la oportunidad de mantener diversos contactos con funcionarios y legisladores provinciales.
El presidente de La Ganadera también aludió durante la charla a los problemas derivados por la falta de precio del trigo, el costo de los arriendos, la elevada presión impositiva, la situación comprometida de los pequeños y medianos productores, y las posibilidades de mayores exportaciones de carnes vacunas hoy desaprovechadas. |
|
|
|
|
|
|
