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Preocupa el aumento del área anegada en la Región Pampeana  
El Popular- 28-11-2016 -
  Nota publicada por: El Popular el 28-11-2016

Nota de origen:
Preocupante aumento del área anegada en la Región Pampeana
Enviada por: FAUBA , el 16-11-2016

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Los períodos climáticamente húmedos vienen y van. Sin embargo el nivel de las aguas en la llanura sube rápido y baja de forma gradual sin alcanzar la profundidad inicial al final de cada ciclo. En poco tiempo, las napas a menos de 50 cm de la superficie y un número creciente de áreas encharcadas y lagunas podrían poner en jaque a la producción agropecuaria y a las demás actividades en la región. Esteban Jobbágy, docente de la Especialización en Teledetección de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) e investigador del Conicet en la UNSL, advierte sobre la severidad de este problema que avanza sobre nuevas zonas, involucrando en la actualidad unos 120.000 km2 en los que se anega del 20 al 40% del paisaje.

Las inundaciones

En el oeste pampeano existen áreas que históricamente han sufrido ciclos de anegamiento y que atravesaron su última "gran ola" de inundaciones entre 1996 y 2001, cuando llovió 20% por encima del promedio histórico. En ese lapso, la superficie afectada en la región creció del 3 al 27% y las napas subieron de 3,5 a 1,3 m de profundidad. En otros términos, un aumento de 800 mm en el almacenaje de agua en el suelo durante 5 años redujo un 50% el área agrícola. Si bien la inundación se retrajo, los niveles freáticos no volvieron a los de 1996, y actualmente están a 2 m de profundidad. Esto implica que hoy, la misma inundación se podría repetir con sólo la mitad del aumento del almacenaje que ocurrió en 2001.

Por otro lado, varias zonas de la llanura donde no existen registros históricos de anegamientos masivos comenzaron a exhibirlos en los últimos cinco años. Por ejemplo, más del 25% de la región centro/este de Córdoba, cuyas tierras /originalmente pastizales/ se encontraban entre las más fértiles del país, hoy está bajo el agua. En la localidad de Marcos Juárez, los niveles freáticos medidos por el INTA vienen trepando desde 11 m de profundidad (1970) hasta 1 m (2016). Por primera vez en la zona, las construcciones están sufriendo daños y fallas estructurales asociadas al anegamiento.

El examen de las series históricas de lluvias en la zona no muestra una situación muy excepcional: pese a que los años recientes fueron húmedos, en el pasado ocurrieron períodos más húmedos aún. Si bien las fluctuaciones de las lluvias explican en parte la subida de las napas, la tendencia sostenida de ascenso está más relacionada al cambio en el uso de la tierra.

Cambios de vegetación y de balance hídrico del suelo ¿Por qué se inundan por primera vez algunas regiones, y otras /naturalmente anegables/ sostienen niveles freáticos tan superficiales? Cabe especular que el reemplazo de pasturas, pastizales y montes por cultivos agrícolas es responsable de los cambios observados. El exceso hídrico en la llanura se debe a la diferencia entre los ingresos de agua al sistema y las pérdidas por evaporación (muy reguladas por la vegetación). Obviamente, también es clave qué tipo de rotación agrícola se implemente.

Las evidencias más sólidas que apoyan esta hipótesis vienen de experimentos de campo y de modelos de simulación. Un estudio de diez pares de lotes vecinos de pasturas de alfalfa y cultivos de maíz en Trenque Lauquen muestra que las pasturas mantienen las napas 20 cm más profundas, aun a pesar de la constante llegada de agua subterránea desde la matriz agrícola a estas "islas" de pastura.

Por un lado, las pasturas dejan "escapar" hacia abajo menos agua que los cultivos. Por otro lado, son capaces de alcanzar y aprovechar napas en períodos secos (¡hasta 5 m de profundidad!). Observaciones satelitales del verdor de la vegetación muestran que mientras las pasturas transpiran 1075 mm/ año, cultivos de verano como soja y maíz de primera sólo transpiran 680 mm al año.

Con esta información, un modelo de simulación simple usado en esta misma zona indicó que entre los ‘70 y el presente, los niveles freáticos habrían llegado a menos de 50 cm de de la superficie en sólo 5 campañas bajo una secuencia sostenida de cultivos simples de verano. Sin embargo, eso nunca habría ocurrido bajo una rotación que incluye alfalfa la mitad del tiempo, en la que las napas se habrían mantenido siempre por debajo de los 2 m de profundidad.

En Bandera, una comparación similar a la realizada en Trenque Lauquen (en este caso, cinco pares de parcelas agrícolas y vecinas ocupadas por monte) mostró diferencias aun mayores: entre 2013 y 2015 (un bienio relativamente lluvioso) bajo vegetación natural, las napas permanecían 70 cm más profundas. Por otra parte se encontró que los relictos de monte consumieron agua freática a pesar de que era muy salada. Esto sugiere que las cortinas o los remanentes de vegetación natural prestan un servicio hidrológico tan importante como ignorado.

Estas diferencias en la transpiración entre pasturas, o vegetación natural, y cultivos inclinan la balanza hacia la ocurrencia de excesos hídricos como consecuencia de la agricultura continua (sobre todo si se realiza un solo cultivo al año). A lo largo de los años, el agua que la agricultura no transpira es suficiente para causar los anegamientos observados.