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Potasio y Zinc: claves para mitigar los efectos del estrés térmico en la ganadería  
Tranquera Abierta- 07-04-2018 -
  Nota publicada por: Tranquera Abierta el 07-04-2018

Nota de origen:
Ganadería: cómo mitigar el estrés térmico con la alimentación
Enviada por: FAUBA , el 06-04-2018

Esta noticia ha sido difundida por las siguientes agencias:
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Ante el actual contexto de sequía que afecta a diferentes zonas productivas del país, la Facultad
de Agronomía de la UBA (Fauba) elaboró un informe sobre las estrategias de manejo ganadero aptas
para zonas de gran variabilidad climática, como el Chaco seco. Allí se evaluaron los niveles óptimos de
carga animal, en relación a la disponibilidad de pasto y la humedad, para alcanzar un resultado rentable.
El trabajo fue desarrollado en el marco de la Especialización en Manejo de Sistemas Pastoriles,
por el investigador José Lizzi, líder de área de Ganadería Aacrea, y su director Martín Garbulsky. Los investigadores se propusieron defi nir la carga animal óptima, que permitiría obtener los mejores resultados
productivos en un período largo de tiempo, con menos riesgo climático y mejores resultados en años
buenos. Para los lugares más secos de la región Chaqueña, con lluvias anuales de 450 mm, recomendaron pastorear con una vaca cada 2,5
hectáreas, en cambio, con 750 mm la recomendación de carga animal si situó en la mitad (una vaca cada
1,25 hectáreas).
Dos estrategias La región del Chaco seco argentino
posee un clima cálido, con defi ciencias hídricas. Las lluvias se concentran en el verano, aunque
poseen una alta variabilidad entre año y año. Las productividades de las pasturas y de los rodeos vacunos se relacionan estrechamente con
esas precipitaciones que ocurren durante el ciclo de crecimiento. No obstante, los sistemas ganaderos
de cría se caracterizan por ser poco MANEJO GANADERO adaptables a clima tan variable. Por
esa razón existe una gran difi cultad a la hora de diseñar esquemas sustentables, en términos productivos,
económicos y ambientales.
Ante un contexto de carga animal fi ja y oferta forrajera variable, producto de la variabilidad de las
lluvias, los investigadores explicaron que los productores tienen dos alternativas: “La primera es mantener
la densidad animal estable y que el ajuste de carga sea consecuencia de productividad variable del rodeo.
La segunda es mantener la densidad animal y la productividad, por ende, la carga, pero variar el costo de producción para cubrir los défi cits forrajeros
en los años desfavorables”.
Al respecto, consideraron que la primera alternativa no reviste ninguna complejidad de manejo, ya que los años de défi cit forrajero se traducirán en menores índices
reproductivos, menor crecimiento de los animales o incluso mayor mortandad. En cambio, afi rmaron
que la segunda estrategia “reviste la complejidad de encontrar el punto de carga óptima en el largo plazo,
donde se maximice el resultado económico,
minimizando el impacto de los años desfavorables”.
Tomando como marco la segunda estrategia y para defi nir los rangos de carga óptima en diferentes
sistemas de producción de cría, desde la Especialización en Manejo de Sistemas Pastoriles de la Fauba se realizó un modelo que simula 20
años de lluvia en el Chaco seco, en base a la precipitación media anual y la variabilidad interanual.
Resultados óptimos “A partir de las lluvias estimamos
la producción de las pasturas para un rodeo de cría de alta productividad.
Los años donde el forraje no alcanza, el déficit forrajero se cubre con manejo del destete, desde anticipado hasta un hiperprecoz. Si estas prácticas no son sufi cientes, entonces se compra alimento para
mantener el stock y la productividad animal del sistema”, explicó Lizzi.
“El sistema se modeló para niveles de carga creciente. De esta forma, se determinó un break even (punto de resultado económico cero), además de puntos de carga
óptima y máxima”, agregó Martín Garbulsky, director de la Especialización en manejo de sistemas
pastoriles de la Fauba e investigador del Conicet en el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas
vinculadas a la Agricultura (Ifeva).
Los resultados del análisis con el modelo de simulación muestran una fase de respuesta creciente del
resultado económico en función del incremento de la carga, hasta llegar a un punto de maximización de
resultados, siendo de una vaca cada cuatro hectáreas para el sitio donde llueven 450 mm anuales, 0,73 vaca
por hectárea para el sitio de 600 mm y de 0,87 para el 750 mm. El rango comprendido entre la carga
correspondiente al break even y el punto de carga máxima determina la zona de resultado positivo.
Lizzi se refi rió a los resultados del estudio: “Para el sistema de producción analizado, el sitio de 450 mm anuales tiene una zona de resultado positivo muy reducida además de un resultado económico
máximo muy bajo. Es por ello que sería cuestionable la alteración del ambiente natural para implantar
pasturas y establecer un sistema de cría vacuna de alta productividad animal, al menos desde el punto de
vista de la sostenibilidad económica en el contexto de negocio analizado y del impacto ambiental. Podría ser razonable un modelo de este tipo, si el negocio estuviese integrado con un sistema de engorde, donde
la restricción principal del negocio sea la provisión de terneros”.
Es decir, en los lugares más secos de la región Chaqueña, con precipitación media anual de 450
mm, es recomendable, para maximizar los resultados económicos, una carga más baja, de alrededor 1
vaca cada 2,5 hectáreas. A medida que nos movemos hacia lugares más húmedos, la carga óptima
aumenta junto con las mayores probabilidades de conseguir resultados económicos positivos producidos
por la variabilidad en las precipitaciones.
“Además de variar la carga, es importante considerar que la base forrajera y la posibilidad de hacer inversiones económicamente rentables dependen fuertemente de las precipitaciones y su variabilidad
entre años”, sostuvo.