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Feedlots: impacto sobre el agua y los suelos pampeanos  
Foro Ambiental- 17-07-2018 -
  Nota publicada por: Foro Ambiental el 17-07-2018

Nota de origen:
Feedlots: Una actividad con fuerte impacto en el ambiente
Enviada por: FAUBA , el 06-08-2018

Esta noticia ha sido difundida por las siguientes agencias:
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Un estudio de la UBA advirtió sobre la generación de residuos y fósforo que produce este polémico tipo de ganadería intensiva. ¿Podrían usarse los efluentes y el estiércol como fertilizantes?



Desde la década de los 90´s, el campo atravesó un proceso de cambio profundo con la irrupción del feedlot. En detrimento del criado vacuno con pasturas, los animales pasaron a estar encerrados en pequeños corrales y sometidos a dietas estrictas para que engorden en el menor tiempo posible. Como consecuencia, esta práctica ha llevado a la industria ganadera a aumentar sus desechos y posicionarse como uno de los grandes focos de contaminación ambiental en la actualidad.

“Las consecuencias del volumen generado de estiércol y de efluentes sobre el ambiente aumentan al coexistir con precipitaciones anuales elevadas y con napas cercanas a la superficie. En este contexto, los establecimientos se convierten en fuentes de contaminación de aguas superficiales y subsuperficiales, y de los suelos sobre los cuales se ubican”, señala Ileana Ciapparelli, docente de la cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).

En un feedlot, que alimenta al ganado con granos, un ternero de 180 kilos puede llegar a pesar 300 o 400 en 100 días aproximadamente. Este proceso genera miles de toneladas de estiércol con grandes concentraciones de nutrientes, sales, antibióticos y compuestos orgánicos, entre otras sustancias contaminantes.

Según un estudio de la FAUBA, otro problema es la cantidad elevada de fósforo contenida en el estiércol, que impacta de forma negativa sobre napas, suelos y aguas superficiales. Además, señalaron la falta de normas para tratar los residuos de la actividad, que podrían funcionar como fertilizantes para los campos.

“En nuestros estudios recientes, observamos que el fósforo avanzó hacia las napas mucho más rápido de lo que pensábamos. La movilidad de este nutriente en forma vertical está poco estudiada en la Argentina, pero tiene una relevancia especial ya que los cursos de agua de la Pampa Húmeda están interconectados y las napas pueden estar a pocos metros de profundidad”, explica Ciapparelli.

Gran cantidad de feedlots se encuentran en la Pampa Húmeda de la provincia de Buenos Aires. Aproximadamente, 30% de la oferta de carne del país proviene de estos sistemas de producción.

La especialista resalta que el exceso de fósforo en las aguas superficiales puede provocar el crecimiento de algas que enturbian el agua, y que se pueden liberar toxinas si existen cianobacterias dominando el sistema. Incluso, puede derivar en una situación de falta de oxígeno en la que los peces, entre otras formas de vida acuática, no logran sobrevivir.

Ciapparelli afirma que los animales no pueden asimilar todo el fósforo suministrado en la dieta. Por esta razón, remarca, “sus excrementos tienen una carga alta de fósforo. Entonces, cuando estos residuos son depositados en exceso sobre la superficie del suelo, se puede saturar la capacidad de retención de fósforo y se favorece su movilidad con las precipitaciones”.
Sin reglamentación

Para demostrar la necesidad de normativas que regulen los impactos de los residuos del feedlot, hace años que la cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la FAUBA estudia el desarrollo de estas experiencias a nivel local.

“El engorde en pequeñas superficies se hace más rápido. En 90 ó 120 días, el animal está listo para salir al mercado. Si consideramos un establecimiento con capacidad de engorde de 10 mil animales por ciclo productivo, con el paso del tiempo se acumula un gran volumen de residuos sólidos y líquidos”, cuenta Ciapparelli.

En este sentido, los efluentes producidos por las escorrentías luego de una lluvia, generalmente son dirigidos hacia lagunas de acumulación, aunque no todos los establecimientos cuentan con ellas o no siempre se encuentran bien diseñadas. En cuanto a los residuos sólidos, no se sabe muy bien dónde ubicarlos, por lo que se acumulan en grandes pilas. “En ambos casos, representan un foco de contaminación”, añade.

Además de Ciapparelli, en el equipo que impulsa estos estudios se encuentran las investigadoras Ana García y Alicia Fabrizio de Iorio. “A pesar de que en el año 2016 salió una ley referida a los feedlots en la provincia de Buenos Aires, no se establecieron los criterios técnicos para que el productor o los profesionales que asesoran al establecimiento sepan cómo tratar y disponer estos residuos sólidos adecuadamente. No se tiene claro si conviene compostarlo o si aplicarlo al campo como fertilizante”, completa la especialista.
La movilidad del fósforo

El fósforo se considera un nutriente poco móvil verticalmente en el suelo. Los estudios revelaron sin embargo, que el fósforo se movió rápido hacia las napas.

“Numerosas investigaciones estudiaron que el fósforo puede movilizarse por escorrentía superficial hasta los cuerpos superficiales de agua. Considerando que las precipitaciones en la región pueden superar los 1.500 mm anuales, este macronutriente puede recorrer grandes distancias”, aclaró.

Además, expuso que el movimiento vertical es menos conocido. “Las partículas del suelo tienen sitios disponibles para retener –técnicamente, absorber– el nutriente, pero los ácidos orgánicos del estiércol ocupan aquellos sitios y compiten con el fósforo. Entonces, al no quedar retenido, queda expuesto a que el agua lo movilice. Ambos movimientos –escorrentía superficial y lixiviación o dinámica vertical hacia abajo– se intensifican con la alta concentración de fósforo que caracteriza a los excrementos de estos animales”.
Proponen usar efluentes y estiércol como fertilizantes

Desde la cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la FAUBA explican que una posibilidad es utilizar como fertilizante los residuos orgánicos de los feedlots. Para ello, según Ciapparelli, es necesario continuar realizando estudios sitio/específicos, ya que un exceso puede traducirse en contaminación de napas y cuerpos de agua superficiales, como también puede generar pérdidas de productividad.

“Esto es posible con un plan de manejo de nutrientes que considere los requerimientos del cultivo, las condiciones climáticas del sitio, el aporte de nutrientes de los residuos, la frecuencia de aplicación deseada y la rotación de cultivos planificada, entre otros aspectos”, remarca.

En un ensayo, realizado en el sur de Santa Fe durante 2010, se comprobó que una de las mejores dosis para un cultivo de trigo era de 16 toneladas por hectárea de estiércol junto a una aplicación complementaria de fertilizantes inorgánicos.

Para la investigadora, “es importante resaltar que los establecimientos que no planifican la disposición final de estos residuos están perdiendo una cantidad importante de fósforo que puede ser útil a nivel productivo y económico”.

Fuentes:

Feedlots: Una actividad con fuerte impacto en el ambiente / sobrelatierra.agro.uba.ar
El 90% de la carne que se consume es de feedlot / Clarín
Alertan por el fósforo que generan los feedlots: podrían contaminar las napas / La Voz

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