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Céspedes nativos para sembrar canchas deportivas y parques de la Ciudad y el conurbano  
Foro Ambiental- 31-07-2018 -
  Nota publicada por: Foro Ambiental el 31-07-2018

Nota de origen:
Deporte y recreación: menos agroquímicos y más biodiversidad
Enviada por: FAUBA , el 31-07-2018

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Investigadores de la UBA buscan reemplazar los pastos exóticos, que demandan de agroquímicos y un mayor mantenimiento. De esta manera, aseguran que canchas de fútbol y plazas se convertirían en refugios biológicos para la flora y fauna autóctonas.



En su gran mayoría, los céspedes que cubren las canchas de fútbol, golf o rugby, así como también los espacios verdes de CABA y la provincia de Buenos Aires, son exóticos. Estas coberturas provienen de paquetes tecnológicos del exterior que requieren una elevada cantidad de agroquímicos. La Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), por este motivo, impulsó una investigación para tratar de cambiarlos.

El proyecto pretende usar céspedes nativos en áreas recreativas y deportivas. A diferencia de los exóticos, aseguran, estos demandan una intervención menor, tienen un menor impacto en el ambiente y pueden funcionar como reservorios y corredores biológicos para una cantidad de especies autóctonas de flora y fauna.

“Los céspedes que actualmente se usan en los campos deportivos o en las plazas son exóticos. Para producirlos y mantenerlos es necesario aplicar fertilizantes y plaguicidas, y el asesoramiento de profesionales expertos. Prácticamente, no hay ningún césped de especies nativas que se use para deportes o recreación”, cuenta Liliana Fabbri, docente de la cátedra de Botánica General de la FAUBA.

Las coberturas de pastos nativos tienen ventajas sobre las exóticas por estar adaptadas a las condiciones climáticas y edáficas.

Gabriel Rua, docente de la cátedra de Botánica Sistemática, también forma parte del trabajo y resalta que el manejo de céspedes es una de las actividades más intensivas en cuanto al uso de insumos por unidad de superficie. “El problema es que en la Argentina no existe una oferta de coberturas nativas. Por eso, hace años que investigamos las coberturas con gramíneas autóctonas, y nuestros resultados son muy alentadores”, dice.

Desde comienzos del 2018, los investigadores de la FAUBA estudiaron dos especies que presentaron buenas respuestas con respecto al color, al desgaste y a la cobertura tras sufrir lluvias abundantes, sequías y pisoteo simulado. Según Rua, “utilizar pastos nativos es un aporte clave a la biodiversidad de los pastizales pampeanos, que se encuentra deteriorada”.
Biodiversidad nativa

La inclusión de los paquetes tecnológicos de céspedes exóticos, afirma Liliana Fabbri, responde al fenómeno de la globalización. “Al igual que lo que sucede en otros ámbitos, como el económico, el educativo o el comercial, en el manejo y diseño de los espacios recreativos también tratamos de imitar a los países del hemisferio norte”, indica.

En la provincia de Buenos Aires hay 150 canchas de golf donde se utilizan tecnologías “empaquetadas” para que sus céspedes sean homogéneos. El objetivo es que los jugadores extranjeros que vienen al país se sientan cómodos. Para que esto suceda, los clubes deben consultar y contratar a profesionales externos. Obviamente, el costo económico es elevado, explica la investigadora.

Generar y utilizar céspedes nativos para Rua podría convertir a los parques de la ciudad, de los countries y a los campos deportivos en bancos de semillas de pastos autóctonos, como también en vías de conexión entre diversas especies. “La flora nativa también podría atraer fauna original asociada a los pastizales pampeanos originales”, asegura.
Un tipo de pasto para cada territorio

De acuerdo a los investigadores de la FAUBA, es necesario seguir una serie de pasos para determinar los tipos de céspedes que son apropiados. “Dependiendo de la finalidad, investigamos diferentes aspectos. Por ejemplo, para los campos de golf se requieren pastos de hoja fina, mientras que las hojas anchas se prefieren generalmente para espacios recreativos. Así ocurre con la grama bahiana, que es una gramínea exótica”, detallan.

En el caso de las canchas de fútbol, es diferente. “Es necesario que los estolones (tallos que crecen a ras del suelo) sean pequeños y bien arraigados. De otra manera, podrían entorpecer los movimientos de los jugadores y causarles lesiones”, cuentan.
Resistencia al pisoteo

Para que el proyecto funcione, un aspecto esencial es que los pastos a utilizar sean tolerables el pisoteo. Para constatarlo, los investigadores evaluaron dos tipos de pasto nativo a través de un proceso de simulacro.

“Pasamos un rodillo de cemento con bulones metálicos que simulaban los tapones de los botines deportivos sobre los céspedes en cuestión y evaluamos las respuestas frente a distintas intensidades de pisoteo”.

Los experimentos también incluyeron condiciones de sequía y lluvia intensa, sin aplicación de fertilizantes ni fungicidas.

Para Rua, el nuevo desafío será pasar de la etapa experimental a una más aplicada. Es decir, más extensiva. “Por ahora tenemos dos especies estudiadas –y algunas otras en carpeta– que podrían considerarse como posibles buenos céspedes nativos. Todavía falta más investigación, inversión y las pruebas en campos reales, a una escala mayor, pero estamos en camino”, evaluó.

Fuente:

Deporte y recreación: menos agroquímicos y más biodiversidad / sobrelatierra.agro.uba.ar

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