Brechas de rendimiento: ¿por qué la soja no llega a su techo? |
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Un trabajo de investigación elaborado en conjunto por las facultades de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) y la de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) determinó que, en la zona núcleo, la soja podría rendir hasta 33 por ciento más si se mejorara el manejo ambiental y tecnológico de los lotes.
Fechas de siembra, cultivos antecesor y aplicación de funcigidas son algunos de los factores que encontraron los autores de este estudio, como claves para poder alcanzar esos techos de rendimiento.
El estudio, que se concentró en el sureste de Córdoba, sur de Santa Fe, noroeste de Buenos Aires y noreste de La Pampa, fue publicado en la revista European Journal of Agronomy.
Características
En declaraciones al servicio de divulgación científica de Fauba, el docente de la cátedra de Cultivos Extensivos de la UNR, Guido Di Mauro, explicó que “este trabajo surgió de una inquietud de los productores del Crea Sur de Santa Fe, que año tras año venían detectando que los rendimientos de la soja no crecían. Cada campaña les costaba más subir la producción”.
Así, entre 2003 y 2015 los investigadores calcularon la brecha de rendimiento en 22.500 lotes agrícolas. “Encontramos que, para la soja de primera, la brecha promedio fue del 29 por ciento, mientras que para la de segunda fue del 33 por ciento. Es decir: en promedio, los productores están en un 71 por ciento y un 67 por ciento, respectivamente, debajo de los máximos rendimientos registrados en esa zona”, estimó Di Mauro.
También becario doctoral del Conicet, comentó que la técnica que usaron para medir la variabilidad en los rindes fue la de los “árboles de regresión”.
Claves
“Así establecimos que, en soja de primera, la causa principal de la brecha era la fecha de siembra: los lotes sembrados más temprano —antes del 25 de noviembre— tenían mayores rendimientos que los que se sembraban tardíamente”, indicó Di Mauro.
Y completó: “La segunda variable de manejo que encontramos fue el cultivo antecesor: aquellos lotes que venían de maíz rendían más que los que venían de otros cultivos de verano”.
En el caso de la soja por detrás de un cultivo invernal, señaló que la variable que más explicó la brecha fue la aplicación o no de fungicidas.
“Vimos que esta práctica de manejo permitía diferenciar entre situaciones con altos y bajos rendimientos. En esta región es común usar fungicidas. De los 7.000 lotes de soja de segunda, sólo 1.800 no aplicaban y sus rindes eran más bajos”, precisó. |
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