Información clasificada por www.sintesisagraria.com
  Gacetillas FAUBA La FAUBA en los medios Archivo  
EL CLIMA, EL PASTO Y LA CARGA ANIMAL  
IPCVA- 10-10-2020 -
  Nota publicada por: IPCVA el 10-10-2020

Nota de origen:
Diez años secos: menos pasto, pero más ganado
Enviada por: FAUBA , el 10-09-2020

Esta noticia ha sido difundida por las siguientes agencias:
TodoAgro - ON 24 - Campo en Acción - Sociedad Rural de Rosario - Engormix - Proyección Agroindustrial - La Voz del Pueblo - Sector Agropecuario - Vet Comunicaciones - Agromaker - Tiempo Rojas - Saladillo Campo - El 9 de Julio - Rural Net - El Pergaminense - El Semiárido - El Cordillerano - Agro Link - Todo Alfalfa - Agro Rural Noticias - Agro Campana - Mirando la Hidrovía - Agribio - El Abc Rural - Síntesis Agraria - El Chacarero - Pregón Agropecuario - Conexión Rural - Informe Rural - La Hora del Mate - Periódico La Opinión - Tranquera Abierta - AM 990 - Producción - Noticias Agropecuarias - La Opinión - - Over 40 - La Prensa - Noroeste Santafesino -

Consulte esta noticia en el sitio que fue publicada

En la primera década de este siglo, la Argentina sufrió la sequía más fuerte de los últimos 70 años. En ese contexto, era esperable que la cantidad de animales por unidad de superficie —o carga animal— también disminuyera, acompañando la menor disponibilidad de alimento. Un estudio reciente en 67 partidos ganaderos del país mostró que entre 2001 y 2009, la producción de forraje cayó, pero la car-ga de vacunos, en general, aumentó. Este incremento obedeció mayormente a una retención de animales en la mis-ma superficie ganadera. Los investiga-dores especularon que los productores conservaron la hacienda en pos de me-jores resultados económicos. La duda se refiere a la sustentabilidad de los pastizales.

DESACOPLE

Gonzalo Irisarri, docente de la cátedra de Forrajicultura de la FAUBA, resaltó que la teoría y los modelos de simulación coinciden en que la carga animal debería disminuir con la caída de la producción de materia seca. Si bien hay acuerdo en este sentido, lo interesante es que, has-ta ahora, nadie lo había puesto a prueba a partir de datos concretos, lo cual re-presentó un experimento natural único.“La idea fue estudiar la relación entre la carga animal y la producción de forraje en la Argentina durante la primera dé-cada de este siglo. Y lo pudimos hacer porque, por un lado, en los últimos 20 años, nuestro grupo de trabajo progre-só mucho en estimar la producción de materia seca a partir de imágenes sa-telitales. Por otro lado, porque para ese período tenemos los datos anuales del número de vacunos en el país, que sur-gen de las vacunaciones contra la afto-sa”, señaló Irisarri, quien también es in-vestigador del Conicet en el LART-IFEVA (Conicet-UBA).El docente explicó que en el trabajo que publicó en la revista Agricultural Systems junto con Martín Oesterheld, docente de la cátedra de Ecología de la FAUBA e investigador del Conicet, la escala elegida fue el partido o departa-mento. Después de un proceso cuidado-so de selección, se quedaron con los 67 donde se realiza mayormente ganadería vacuna, ubicados en La Pampa, Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe.“Tal como esperábamos, la producción de materia seca disminuyó práctica-mente en todos los partidos o departa-mentos. Pero cuando miramos la carga animal, el resultado fue completamen-te distinto: aumentó en el 76 % de los casos. Este resultado es muy novedoso y nos sorprendió, ya que marcó un ver-dadero desacople entre la producción de forraje y la cantidad de animales por hectárea. Evidentemente, otro factor estaba jugando un rol regulando la carga animal, y ese factor fue probablemente el económico”, afirmó Gonzalo.

¿QUIÉN TIENE LA VACA ATADA?
Irisarri sostuvo que las decisiones que tienen que ver con factores como la pro-porción del área que se destina a agri-cultura o ganadería y con los precios de los commodities también juegan un rol en la definición de la carga animal. “Si el precio de la soja, por ejemplo, es venta-joso, el productor puede optar por desti-nar superficie ganadera a la agricultura. En ese caso, según el destino que les dé a las vacas, la carga en el campo podría aumentar, tal vez con efectos negativos sobre otros componentes del ambiente, siempre y cuando no haya otras fuentes de energía en juego”.“En realidad, el análisis puede ser más complejo”, sostuvo Gonzalo, y agregó que si los precios en el mercado ga-nadero también fueran convenientes,podría suceder que los productores de-cidan suplementar a sus vacas o, inclu-so, aumentar la superficie de pasturas en las rotaciones, lo que moderaría la presión sobre los pastizales. También podría suceder que aunque aumente el área para agricultura, parte de esa agri-cultura se use para alimentar a las va-cas.“Esto es difícil de cuantificar —aseguró el investigador—, pero será necesario hacerlo para, por ejemplo, llevar a buen puerto las discusiones relacionadas con los efectos de la ganadería sobre el ca-lentamiento global, un eje clave en de-bates sobre políticas públicas para to-mar mejores decisiones en el futuro”.

DE LA AGRONOMÍA A LA POLÍTICA

Irisarri destacó que durante una emer-gencia agropecuaria por sequía se de-ben tomar muchas decisiones tanto desde lo estrictamente técnico-agronó-mico como desde lo político, y para ello es fundamental contar con información objetiva y de calidad. “En nuestro traba-jo vimos que los 67 partidos o depar-tamentos seleccionados presentaron una variabilidad enorme en la produc-ción de forraje –afirmó Irisarri-. Ese es un dato básico para que, por ejemplo, el Estado Nacional o los provinciales defi-nan dónde es más conveniente realizar aportes económicos en épocas de se-quías intensas. La cuestión es que no-sotros entendemos bien los sistemas desde el punto de vista biofísico, pero no desde el costado político”.Por último, Irisarri manifestó que, desde su punto de vista, el sector académico debe impulsar a los decisores políticos a que consideren más la información científica que se produce.La investigación aporta elementos que operan como sostén de decisiones que tienen consecuencias sobre el interior profundo. Este tipo de estudios es un camino para proyectar el futuro en un contexto de mayor seguridad, maximi-zando beneficios.

Fuente: SLT FAUBA