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Entre las llamas  
El Agora- 21-03-2022 -
  Nota publicada por: El Agora el 21-03-2022

Nota de origen:
Sequía e incendios se agravan en el norte del país
Enviada por: FAUBA , el 22-02-2022

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Año a año, los incendios en Argentina arrasan campos, bosques y parajes. Corrientes fue el epicentro durante las primeras semanas del 2022 donde los días transcurrieron sin tregua para sus habitantes y la fauna del lugar. Aunque no fue el único, once provincias registraron focos en diciembre del año pasado. Plantear políticas de prevención y supresión de incendios rurales y forestales se torna imprescindible para acotar los riesgos crecientes en materia de propagación del fuego.

“Estamos en llamas”, fue la descripción desgarradora y alarmante que hizo, durante las peores semanas vividas por los correntinos, el productor ganadero y responsable de la comisión de carnes de Confederaciones Rurales Argentinas, Martín Rapetti. Poniendo blanco sobre negro de lo ocurrido, posteriormente por un relevamiento del INTA se supo que hubo más de 3.860 focos de calor en la provincia.

Los incendios rurales se presentan como un fenómeno global creciente ante factores de récords de temperaturas y temporada de sequías en amplias regiones. Argentina no ha escapado de esta realidad y el fuego ha generado un alto impacto en el ambiente, en la producción y en las personas en los últimos años.

A modo de ejemplo del efecto de este fenómeno, la presidente de la Sociedad Rural de Perugorria, Karina Tomasella contó que “esto nos sorprendió, nos falta infraestructura y formación. Se han perdido campos, cascos de estancias, infraestructura de alambrados, lanares de pequeños productores. Es muy triste, no se está preparado para una catástrofe ígnea de esta magnitud”

Desde Misiones el delegado de la SRA, Gabriel Montiel, explicó que sufrieron el mismo escenario al relatar que el desastre climatológico fue regional, y que “hay un faltante de agua tanto para consumo humano y de los animales. Hace tres años que estamos sufriendo lo mismo”.

Es por ello, Montiel sostuvo que es importante “desarrollar un plan de contingencia de control de fuego porque es tremendo el daño que causa. Vamos a tener un invierno crudo, los campos no van a producir”. Y agregó a su entender que “hay que incorporar tecnología en las zonas críticas para poder prevenir y combatir”.

En los primeros 45 días del 2022 fueron registradas 258.794 hectáreas incendiadas, según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) perteneciente al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación (MAyDS). Tal fue la gravedad de la situación sumado a lo ocurrido en otras regiones, que el Gobierno declaró por decreto la emergencia ígnea a nivel nacional.

El combo perfecto

Según datos aportados por el Grupo de Recursos Naturales de la Estación Experimental Agropecuaria El Sombrerito/Corrientes del INTA, indicaron al 27 de febrero, que un millón cuarenta y dos mil quinientas catorce hectáreas de la provincia fueron afectadas por el fuego, lo que significa el 12% de una superficie cercana a los 9 millones de hectáreas.

El jefe del Grupo de Trabajo, Ditmar Kurtz, reconoció que se trató de “una tragedia ambiental y productiva” y que “venimos de dos años de mucha sequía” y junto a otros factores “desembocó a que se desarrollen muchos focos de incendio”, con “un incremento de 20 mil hectáreas por día”.

En una época normal la provincia se caracteriza por estar cubierta en casi un 40% con algún pelo de agua, más o menos profundo, entre ríos, lagunas, esteros, bañados y otras fuentes hídricas. Cuando ocurre un efecto “tipo Niño” (Fenómeno de abundantes precipitaciones), “se da vuelta la proporción” y queda la provincia cubierta en 60% por agua y 40% tierra de firme.

En esa línea, el investigador estimó que actualmente “menos del 10% de la superficie de Corrientes estaría cubierta por agua, muy por debajo del 40% promedio”. Y puntualizó que la retracción del agua, la elevada evapotranspiración, las altas temperaturas, constituyeron una diversidad de factores que hicieron “una situación excepcional”.

A ello se le agrega la histórica bajante del río Paraná que se posiciona como otro elemento de relevancia.

La corriente denominada “La Niña”, a quienes especialistas adjudican la persistencia de la sequía en el Litoral que favorece los incendios, “seguirá instalada y no disminuirá su efecto tal como se esperaba”, precisó un informe de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) que destacó que se pronostica un “retorno a la neutralidad recién para abril”.

Otro dato es que en “Corrientes tuvo 13 días —del 14 al 26 de enero—, con máximas que alcanzaron los 42,6 °C. Y durante febrero continuaron registrándose anomalías positivas de las temperaturas máximas. Esto determinó valores muy altos de evapotranspiración, que intensificaron todavía más el déficit hídrico”, especificó la docente de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de FAUBA, Liliana Spescha.

Aspectos de prevención y presupresión

Más allá de lo ocurrido y del balance del desempeño de los responsables de la coordinación de tareas ante esta catástrofe, sabiendo que situaciones de este tipo frente al cambio climático pueden generarse, es imprescindible trabajar profesionalmente y comprender que para un manejo integral de los incendios es necesario el conocimiento del territorio, la planificación y coordinación de tareas tanto para reducir o evitar la probabilidad de que se inicie un fuego.

Al respecto, a modo de aporte y análisis, durante la pandemia la Asociación Forestal Argentina (AFoA) realizó un seminario sobre “prevención y presupresión de incendios forestales: experiencias nacionales e internacionales”. En esa oportunidad el presidente de AFoA, Osvaldo Vassallo, destacó que “el manejo de los incendios rurales difiere de los urbanos o de estructura. La probabilidad de que los incendios una vez producidos – puedan ser suprimidos en forma segura para las personas, con rapidez y daño acotado en el territorio – depende directamente de la coordinación en la aplicación integral de políticas, herramientas y recursos adecuados”.

Por su parte, la experta gestión preventiva de incendios forestales la Ing. Forestal jefa de Prevención de Incendios de Arauco Chile, Angeline Castillo Orellana, a cargo un patrimonio forestal de 800.000 ha de plantaciones de pino y eucalipto puntualizó que el manejo del fuego incluye seis tipos de acciones: planificación, prevención, supresión, detección, extinción y evaluación. Las primeras tres abarcan todas las medidas que se pueden tomar antes de la generación de focos de incendio, mientras que las demás incluyen tareas, más costosas y complejas, que se deben realizar una vez que el incendio ya está activo.

“Un incendio se produce por la acción de tres factores: calor, oxígeno y combustible. Generalmente sabemos dónde se inicia, pero nunca donde termina. Para elaborar un plan de prevención de incendios, primero hay que conocer, realizar todo tipo de preguntas sobre los orígenes de los incendios y así, con esa información, hacer una planificación estructurada”, puntualizó Castillo Orellana dándole énfasis a la importancia del trabajo a campo.

“Las políticas de manejo del fuego actuales han basado toda la fuerza en una propuesta reactiva: mejorar los sistemas de extinción de incendios, comprar aviones, etc.; pero en cambio hay que pensar en propuestas proactivas de prevención”, aseguró durante el seminario el investigador del Conicet que estudia el fuego y su rol en los ecosistemas vegetales desde hace más de treinta años, Guillermo Defossé.

“La prevención de incendios puede ser el programa de mitigación más rentable y eficiente que puede llevar a cabo un organismo o una comunidad”, dijo Defossé.

A partir del conocimiento de algunas de las causas de la voracidad de los incendios ocurridos, plantear viejas recetas como justificar la falta de acción por cuestiones burocráticas o políticas o escasez de recursos no es una alternativa posible. Toma relevancia el análisis de políticas activas acorde a los procesos climáticos actuales, los conocimientos y herramientas tecnológicas y la coordinación público privada con sentido común imperante para que la ineficiencia, desinterés y falta de empatía no vuelvan a ganar y ser los protagonistas frente a la vehemencia del fuego.