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No siempre mucho es mejor: ¿Qué cosas investiga la Red de Ultra Baja Densidad de Maíz?  
Bichos de Campo- 11-07-2022 -
  Nota publicada por: Bichos de Campo el 11-07-2022

Nota de origen:
Sembrar menos para producir más
Enviada por: FAUBA , el 12-07-2022

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¿Qué es la Red de Ultra Baja Densidad de Maíz? Un informe de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), publicado en su medio de divulgación Sobre la Tierra, contó que es un espacio conformado por investigadores de esa casa de estudios, del Conicet, del INTA y de otras instituciones, además de técnicos, empresas y productores. La idea es tratar de acompañar con recetas agronómicas certeras la notable expansión de este cultivo hacia áreas agrícolas marginales.

“Desde hace diez años la producción nacional de maíz se triplicó al expandirse su área cosechada hacia zonas con serias limitaciones ambientales”, dice el artículo de la Fauba, que contó que el grupo de estudios (fundado en 2019) “busca brindarle a productores de distintas zonas alternativas productivas nuevas, sostenibles y rentables para el cultivo”.

“¿Qué hace que a un ambiente sea marginal?”, se preguntó Gustavo Maddonni, docente de Cerealicultura en la Fauba y encaró una explicación. “En general, en estos ambientes, las lluvias son escasas (menos de 700 mm al año) y varían mucho de un año a otro. Además los suelos retienen poca agua o poseen algún impedimento por el que las raíces no llegan a profundizar. Sumado a esto, suelen darse temperaturas muy altas y estresantes para el maíz. Así que los productores buscan prácticas agronómicas para disminuir estos efectos”.

Según Maddonni, quien también es investigador del Conicet, una práctica adecuada para dichas zonas es sembrar en fechas tardías (por ejemplo, hasta en enero) y otra es reducir la cantidad de plantas por unidad de superficie (por ejemplo, hasta 2 plantas por metro cuadrado, respecto de las mejores zonas productoras, donde se siembran entre 7,5 y 8 plantas por metro cuadrado).

Al combinar ambos manejos, el cultivo florece en un mejor momento y, al haber menos plantas, sus requerimientos de agua y nutrientes pueden ser satisfechos, y así se alcanzan rendimientos rentables y más estables entre años.

“Lo que investiga la red en los ambientes marginales es la combinación entre las densidades de siembra recomendadas y los híbridos de maíz prolíficos, que generan más de una espiga por planta. Esta característica es fundamental para elevar los rendimientos”, indicó el profesor de la Fauba.

¿Y cómo les fue? Allí contó que “hasta ahora tenemos los resultados de las dos primeras campañas /casi 40 experimentos/, y esta campaña sumamos alrededor de 30 experimentos más”.

“Por un lado, pudimos determinar que en los mejores sitios dentro de los ambientes restrictivos /alrededor de 8000 kg/ha/, siempre la estrategia es subir la densidad de siembra y buscar híbridos que produzcan una sola espiga por planta. Por debajo de 8000 kg/ha, los mejores rendimientos se obtienen sembrando híbridos prolíficos en densidades de entre 4 y 6 plantas por metro cuadrado. Y por debajo de esas densidades, rinden más los híbridos que producen más de dos espigas por planta”.

Estos resultados fueron publicados en la revista Agronomía y Ambiente.

¿Por qué algunos maíces en bajas densidades producen más espigas por planta? En este sentido, Maddonni comentó que los experimentos permitieron estudiar los diversos mecanismos que, según cada híbrido, están detrás de este comportamiento. “Ahora estamos tratando de interpretar qué variables del ambiente hacen que un híbrido produzca espigas múltiples. También analizaremos esto desde el comportamiento del cultivo en sí, y más adelante trataremos de predecir cómo la variabilidad de las lluvias entre años puede hacer que gane un mecanismo u otro. Eso tenemos previsto dentro de la red”.

El especialista explicó que la red de ultra baja densidad se creó en 2019 y que se la denominó así porque se basa en ensayos con densidades de siembra muy por debajo de las que se usan en la zona núcleo maicera (este de Córdoba, sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires).

“En las zonas marginales de la Argentina se contemplan distintos valores de densidad de siembra, siempre más bajas que las típicas de las mejores zonas productoras. Por ejemplo, mientras que en la zona núcleo las densidades pueden alcanzar las 75.000 u 80.000 plantas por hectárea, en las zonas marginales la densidad puede variar entre 60.000 plantas/ha hasta 10.000 ó 20.000 plantas/ha”.

El investigador de la FAUBA, coordinador de la red, destacó su crecimiento sostenido en todo el país a lo largo de los tres años. “La red es interdisciplinaria, tiene filiación en la FAUBA, donde forma parte de un Grupo de Estudio y Trabajo. Hoy la conforman once universidades, de las cuales tres son extranjeras. Además, también la integran diversas disciplinas, investigadores y estudiantes de grado y posgrado. También contamos con ocho estaciones experimentales del INTA, la Chacra Barrow y la estación experimental Obispo Colombres, además de siete semilleros, grupos de asesores y productores, y tres empresas de agroservicios. Todo esto nos posibilita abarcar numerosos y diversos ambientes”.