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UN SILO PARA EL GUINNESS  
Agro NOA- 27-01-2013 -
  Nota publicada por: Agro NOA el 27-01-2013

Nota de origen:
Un silo para el Guinness
Enviada por: CLAAS , el 16-01-2013

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En la zona de Pehuajó se ensilaron 3.500 ha de maíz con un rinde superior a las 42 t/ha. El silo se construyó en una superficie menor a 3 ha base. El picado se hizo con una Claas.

Daniel Gardello, contratista forrajero de Tandil, se adjudicó haber armado el silo de maíz más grande del mundo, que tiene posibilidades de entrar en el libro Guinness de los récords. Para Gardello, el gran silo de 150.500 t de material que hoy alimenta a 60 mil animales fue posible por la articulación de muchísimos fusibles, entre ellos la mano de obra de todos los que trabajaron, los dueños del establecimiento que apoyaron la idea; la disponibilidad de maquinaria de primer nivel; el excelente estado de los caminos internos del campo; el contar con un cultivo sembrado en forma escalonada y bien pensado para entrar a picar; además de la logística aceitada.


El silo está compuesto por 3.500 ha de maíz que fueron picadas en dos etapas; una parte con cultivo de primera a la que luego, con una diferencia estimada de 25 días, se le agregó el picado de un maíz de segunda. “Lo difícil fue cumplir con terminar el trabajo en el tiempo que el cultivo lo requería, porque no tiene nada particular hacer un silo de 3.500 ha. Hay tambos estabulados en el país que pican esta cantidad de hectáreas”, afirmó Gardello a la página web de al sitio de Claas. (www.smartfarming.com). Agregó que “en general, toda esa masa de hectáreas se divide, pero en este caso el diferencial fue que concentramos todo el material picado en un silo”.

El contratista comentó que primero se seleccionaron los lotes que se iban a picar y se muestrearon todos, haciendo cortes en varios puntos para ver el estado general del maíz. Luego, se decidió el orden de trabajo según el nivel de materia seca (MS) y se siguió un esquema. El rendimiento final fue de 42 t/ha promedio.

En cuanto a la confección del silo, se picó con un índice de MS superior al 35% y se terminó picando el maíz de segunda en una humedad óptima de entre el 58 y el 60%.

Gardello puso dos Claas a trabajar en forma permanente e incluso sumó otra de apoyo durante una semana. “El clima nos complicó muchísimo el picado, por eso necesitamos dos meses para terminar”, comentó el contratista, quien asumió que nunca había realizado una tarea semejante. “Como si todo fuera poco, al tratarse de dos cultivos tuvimos que esperar bien que llegaran ambos al índice de MS óptimo para picar, y necesitamos tractores que estuvieran a la altura de las picadoras”, agregó. Las máquinas en acción fueron una Claas Jaguar 950 con cabezal de 8 surcos, modelo 2012, que se estrenó en ese campo y una Jaguar 960 con cabezal de 10 surcos, que era la segunda campaña en la que trabajaba. De apoyo se eligió una Jaguar 890.

En cuanto a la técnica del picado, Gardello dijo: “Utilizamos crackers todo el silo al 100% y esto controlado al dedillo por una persona en forma permanente para que no se escapara nada de grano entero”. En segunda instancia, admitió que “la confección de un silo de estas características se pudo llevar a cabo por los tractores que pusimos a trabajar, 4 John Deere de más de 300 HP, todos con 26 a 28 toneladas de peso, porque es fundamental que el silo quede bien compacto”.

“Por lo general los productores no hacen tanta concentración de comida en un sólo silo, por lo complicado que es llevar el material de abajo, donde lo deja el camión, y colocarlo arriba del silo”, dijo el contratista. “Para eso / agregó/ se necesita potencia y como las máquinas de picado tienen mucha capacidad, se necesita una cantidad de tractores especiales que sea acorde, porque de lo contrario se producen los cuellos de botella. Es muy importante que en el equipo de picado haya un balance entre los tractores y las picadoras para aprovechar al 100% las herramientas”.

En la planificación del armado del silo, Gardello y los dueños del establecimiento pusieron especial atención en el estado de los caminos. “Llevar todo el material de distintos lotes del campo a un sólo lugar requirió que todos los caminos estuvieran como un asfalto para facilitar la logística. La idea era mantener un tránsito fluido y para eso una persona controlaba el perfecto estado de los caminos, manteniéndolos y regándolos continuamente con 2 tanques cisternas de 24.000 litros”.

Gracias a la forma en que se trabajó desde la siembra escalonada hasta la confección del silaje, el establecimiento logró bajar significativamente la merma final, es decir la diferencia entre el material que se cosechó y lo que finalmente se extrajo en el momento en que se dio de comer. “Esa merma normal se da por fermentación, por jugos y por fluidos que despide el cultivo y en general suele estar en el orden del 15 y el 20%. La merma del año pasado fue la más baja de la historia, con apenas el 11%”, explicó Gardello.

Para ver el impacto económico que implicó esta merma vale hacer una cuenta: con 3.500 ha picadas y un rinde promedio de 42 t, si se ahorran 4 puntos porcentuales de merma es una suma más que interesante.

Récord




Daniel Gardello comentó que hay quienes gestionan para sumarlo como un nuevo récord en el libro de los Guinness. Por lo pronto, ya se enorgullece por ser parte de esta hazaña. Afirma que trabaja seriamente para ver repetir o este año o superar la meta. Eso siempre que la lluvia no haya modificado severamente la cantidad de hectáreas implantadas con maíz.





Fuente: El Tribuno Campo