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Alarma la caída del carbono en las tierras de la región  
Semanario de Junín- 07-12-2023 -
  Nota publicada por: Semanario de Junín el 07-12-2023

Nota de origen:
¿Es posible revertir la degradación de los suelos pampeanos con más agricultura?
Enviada por: FAUBA , el 21-11-2023

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El carbono (C) es clave para la salud de los suelos en todo el planeta e imprescindible para que los sistemas agropecuarios funcionen bien. En el caso de nuestra Pampa Ondulada, el nivel actual de este componente es muy bajo como consecuencia de más de un siglo de agricultura continua. Con tal preocupación en mente, una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) en esta región determinó que realizar rotaciones, sembrar cultivos de servicio y aplicar mejor tecnología agronómica permite casi triplicar el contenido de C de los suelos y acelerar hasta seis veces la velocidad a la que se acumula este vital elemento.

Buena parte del distrito de Junín está establecido dentro de la denominada “pampa ondulada” donde se presentan características alarmantes respecto a la matriz productiva establecida a fines de los ’90 con el monocultivo sojero.

En la cuenca alta del río Salado, justo donde la Pampa Deprimida se encuentra con la Pampa Ondulada Alta, están las lagunas de Junín: Gómez, Mar Chiquita y El Carpincho.

El carbono es un indicador que marca cuando las cosas se están haciendo bien o mal. Está asociado con la contaminación y el cambio climático, pero también es materia orgánica.

Los sistemas que generan materia orgánica a través de buenos aportes de rastrojos y de buena calidad son sostenibles y aquellos que no lo hacen empiezan a emitir carbono, y cuanto más se pierda, más se degradará el suelo.

Más allá de las razones agronómicas y productivas vinculadas con la posibilidad de seguir produciendo de manera sostenible en el tiempo, para lo cual es clave mantener o aumentar el carbono en el suelo, el mundo va a en esa dirección. Cada vez es más probable que haya mercados y consumidores que no estén dispuestos a comprar un producto que viene de un sistema que destruye o no es sostenible.

El carbono, indicador que marca cuando las cosas se están haciendo bien o mal, está asociado con la contaminación y el cambio climático

“El suelo es uno de los principales reservorios de carbono del mundo”, aseguró Diego Cosentino, docente de la cátedra de Edafología en la FAUBA. Y añadió: “Un nivel alto en los suelos es esencial para mantener la ‘buena salud’ y el funcionamiento adecuado de los ecosistemas. En la Pampa Ondulada tenemos un problema grave: la actividad agropecuaria en el último siglo fue tan intensa y continua que bajó su contenido entre un 15 y un 40%”.

Por esta razón, Diego y su equipo evaluaron diferentes formas de hacer agricultura. “Comparamos prácticas convencionales con las de campos de punta de la Pampa Ondulada que producen intensivamente, usando las mejores variedades, dosis precisas de fertilizante en el momento óptimo o cultivos de servicio con especies adecuadas. Nuestra idea fue evaluar el contenido de carbono en los primeros 100 cm del suelo”, detalló.

Cosentino se enfocó en lotes agrícolas sembrados con trigo, soja o maíz y analizó diferentes rotaciones, con distintos grados de cobertura, de fertilización y de protección contra plagas. Al cabo de cinco campañas, midió los contenidos de C en cada uno de estos lotes.

ROTACIÓN + COBERTURA

“Vimos que el contenido de carbono en el suelo aumentó hasta un 500% en los sistemas donde más intensificamos la agricultura, algo realmente impactante. En promedio, se acumuló a una velocidad de casi 2,4 toneladas por hectárea y por año, cuando lo normal oscila entre 0,3 y 0,6”, destacó el investigador. Estos resultados están publicados en la revista científica Agriculture, Ecosystems & Environment.

Los sistemas que generan materia orgánica a través de buenos aportes de rastrojos y de buena calidad son sostenibles

Cosentino explicó que este incremento sucedió porque, al principio, los suelos estaban muy debilitados y con bajos contenidos de carbono. “Como era fundamental conocer el estado inicial del cual partía nuestro estudio, arrancamos en Pergamino, que tiene muchos años de agricultura y suelos muy degradados. Es lógico que su capacidad de acumularlo sea enorme”.

CONTRA EL RIESGO

Diego Cosentino, quien también es profesional del CONICET, destacó que la variable que más impactó en la acumulación de carbono fue la asociación del trigo o la soja con un cultivo de cobertura, dado que se incorporan raíces en lugares donde antes no había.

“Por lo general, la finalidad de implementar cultivos de servicio es proteger el suelo y almacenar agua y nutrientes. Cuando evaluamos esta práctica en complemento con el monocultivo de soja, el carbono aumentó casi un 100% en relación con las áreas sin cobertura vegetal /o barbecho/”, observó.

Un nivel alto de carbono en los suelos es esencial para mantener la ‘buena salud’ y el funcionamiento adecuado de los ecosistemas

Según el docente, comparada con la rotación trigo/soja, la dupla soja/maíz promovió que se acumulara más carbono. La razón es que esta asociación ocupa los lotes menos tiempo en invierno y permite realizar en esta estación cultivos de servicio más largos, con más aportes al suelo de este elemento.

Estos hallazgos llevaron a Cosentino a enfatizar los beneficios de la intensificación tecnológica y de los cultivos de servicio. “Aplicar estas prácticas es lento y complejo. Por eso, nuestros hallazgos ratifican la importancia de realizar experimentos de largo plazo que nos permitan evaluar los efectos de las prácticas agronómicas para diseñar sistemas de cultivo regenerativos, más sostenibles y de alto rendimiento”, dijo.

Por último, el investigador remarcó la necesidad de instaurar la identidad del suelo argentino. “Tenemos que promulgar el Suelo Nacional y lograr que cada provincia tenga su suelo emblema. En esa línea fue que construimos en Santa Fe un pequeño monumento al suelo. Ahora queremos extenderlo a todas las provincias y a