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Sí, está confirmado: la Niña pega la vuelta  
Democracia- 14-07-2024 -
  Nota publicada por: Democracia el 14-07-2024

Nota de origen:
Un invierno seco y frío para el inicio de la campaña fina
Enviada por: FAUBA , el 08-07-2024

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De acuerdo con un estudio de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), los meses de julio, agosto y septiembre tendrán escasas lluvias y bajas temperaturas, con una probabilidad del 50% de que ocurran condiciones que responden al fenómeno de La Niña, aumentando a un 58% para el trimestre de noviembre, diciembre y enero.

“La baja demanda evaporativa del invierno permitió que las reservas de agua útil en el perfil se mantengan en niveles adecuados para el comienzo de la campaña fina. Esto fue clave para que la emergencia y el inicio del macollaje en los trigos que se sembraron más temprano ocurrieran en buenas condiciones”, explicó Adela Veliz, docente de Climatología y Fenología Agrícolas en la FAUBA.

Según Veliz, aunque desde hace un mes se ha observado un desecamiento de los primeros centímetros del suelo en el norte y el centro de Argentina, también ha habido una mejora en las condiciones hídricas en el este, el sur y el centro/oeste de Buenos Aires, así como en el este de La Pampa. Esta mejora es fundamental para las localidades donde aún falta completar la siembra.

Gastón Sosa, coautor del informe junto con Adela Veliz, Leonardo Serio y María Elena Fernández Long, abordó la evolución del almacenaje de agua en el suelo en distintas localidades del país. “Si tomamos el perfil hasta un metro de profundidad y analizamos la evolución del almacenaje de agua en Santa Rosa, provincia de La Pampa, y en Rosario, provincia de Santa Fe, encontramos situaciones contrastantes. Mientras que el contenido de agua en Santa Rosa es bueno, en Rosario está en franca disminución desde abril”, comentó Sosa.

El golpe del frío

Hace un mes se estimaba un área de intención de siembra de trigo de 6,92 millones de hectáreas, que de concretarse podía ser un nuevo hito. Julio sigue seco y junio dejó lluvias solo en Buenos Aires. Con casi el 90% sembrado, la cifra de área para trigo argentino que estima la Bolsa de Comercio de Rosario se recorta a 6,72 millones de hectáreas. "A pesar de la falta de lluvias de junio y julio, se ha podido sembrar el 90% del trigo argentino y el recorte es de 200.000 hectáreas", destaca el relevamiento semanal.

Después de un junio que pasó casi sin lluvias de importancia, excepto para Buenos Aires en el final del mes, julio sigue la misma tendencia. Y no hay pronósticos de agua hasta el 20 de julio. La circulación fría y seca evita el ingreso de humedad desde el norte. "Por eso destacamos el rol clave de las lluvias que se dieron en el territorio bonaerense y en algunos sectores del sur de Santa Fe y de La Pampa en la última semana de junio", resaltan.

En este ciclo 2024/25, el trigo se sembró en forma temprana en el centro y norte de Argentina: "Pese al miedo de recientes campañas cuando las heladas tardías hicieron daño, en este ciclo se impuso la necesidad de hacer el cereal. Mantener gramíneas en las rotaciones en el centro y norte del país tras el impacto de la chicharrita, y la necesidad financiera, tras tres Niñas seguidas forzaron la siembra contrarreloj para ganarle a la desecación de la cama de siembra", explican desde la Guía Estratégica para el Agro de la BCR.

El importante pulso húmedo que dejó el final del Niño con las significativas lluvias de marzo y abril fue clave para implantar el trigo. Con un casi el 90% de la siembra triguera realizada, y labores de implantación que siguen en Buenos Aires y La Pampa, y una ventana de siembra que da más tiempo en estas regiones, se descuentan 200.000 hectáreas a la siembra triguera 2024/25. De todas maneras, de concretarse el área estimada, implicaría una superficie 22% superior a la del año pasado.

Con un alto grado de probabilidad, los pronósticos prevén para lo que queda de este invierno que las temperaturas extremadamente bajas persistan durante la mayor parte de la estación en una amplia cobertura territorial. Este invierno podría superar las anomalías negativas de todo el invierno del 2007 y terminar siendo el segundo más frío de la historia documentada en Argentina de los últimos 60 años, luego del récord de 1984.

CAMBIO DE HÁBITOS

Se consume menos carne que en 1920

Con cortes que tienen precios prohibitivos y un poder adquisitivo diezmado, el consumo de carne cayó en la Argentina al nivel más bajo de los último cien años. El consumo anual per cápita este año estará por debajo de los 45 kilos, mucho menos que el promedio histórico de casi 73 kilos, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. También será inferior al registro de 1920, cuando se consumieron 46,9 kg. por habitante.

Pese a todo, en la comparativa internacional Argentina continúa siendo uno de los países con mayor consumo per cápita, con una ingesta prácticamente igual a la de Uruguay y superando ampliamente a Estados Unidos (38 kg.), Australia (27 kg.) y Chile (26 kg.).

Se proyecta que este año cada argentino consuma 45 kg de carne vacuna, lo que representa la cifra más baja de los últimos 110 años. Así lo advirtió la Bolsa de Comercio de Rosario.

El consumo de carne vacuna en Argentina se encuentra en una tendencia decreciente desde la segunda mitad del siglo pasado, en la medida en que ha ido siendo sustituida por otras fuentes de proteínas.

Pero esta tendencia "se ve agravada por la actual recesión que está atravesando la economía argentina y que lleva a muchos consumidores a inclinarse por el consumo de pollo y cerdo, siendo estas alternativas más económicas", indicó la Bolsa rosarina.

En este escenario, el consumo total de carnes bovina, aviar y porcina en Argentina podría ubicarse este 2024 en torno a los 105,7 kg. por habitante. Representaría una caída del 9% respecto del 2023, y sería el consumo más bajo desde el 2011. Es decir que los argentinos consumen cada vez menos proteínas animales.

Cada habitante consumiría en 2024 siete kilos menos de carnes en comparación al promedio de los últimos diez años, que es de 112,8 kg. Según la entidad, la composición de la dieta cárnica del habitante promedio sería la siguiente: 42% de carne bovina, 42% de carne aviar y 16% de carne porcina.

El consumo de carne porcina, por su parte, aumentaría 1,1 puntos porcentuales respecto al año previo. Hay una sustitución del consumo de carne vacuna por alternativas más económicas como son el pollo y el cerdo.

En tanto, la remuneración bruta promedio del sector asalariado alcanzaría para comprar 146,6 kg de asado en el 2024. Significa una baja del 5,6% con respecto al 2023, cuando el poder de compra de los sueldos era de 155,2 kg. En comparación con el consumo promedio de los últimos diez años, en 2024 cada habitante consumiría cerca de 22 kg. menos por persona, con una caída del 13,3%.