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Destruyendo la fauna: alarmas que no se tienen en cuenta  
Semanario de Junín- 25-08-2024 -
  Nota publicada por: Semanario de Junín el 25-08-2024

Nota de origen:
Más monocultivos, menos diversidad de sapos y ranas
Enviada por: FAUBA , el 20-08-2024

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Se eliminan pastizales y alambrados, se cultivan estanques y tierras bajas. La producción agrícola avanza sobre hábitats de diferentes especies y el paisaje se llena de hileras verdes hasta el horizonte. Un estudio en la Pampa Interior encontró que, por los cambios agronómicos, en menos de 10 años se perdieron tres especies de sapos y ranas. Resaltan la necesidad de preservar más áreas naturales, más variadas y conectadas para mantener la diversidad de especies silvestres.

La investigación sólo se basó en la pérdida de pastizales porque si ponemos en el balance el daño por los agroquímicos, se trata de un desastre ambiental.

Subrayan que para conservar la vida silvestre es necesario implementar más áreas naturales con mayor conexión entre sí

El avance de la agricultura transformó los hábitats de miles de especies silvestres. La Región Pampeana es uno de los territorios que más se modificó para la producción agropecuaria en muy corto tiempo, en particular, para realizar monocultivos. ¿Qué pasó con la fauna de la zona? Se preguntaron especialistas de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA)

Karina Hodara, docente de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), estudió cómo respondieron los sapos y las ranas a los cambios en el paisaje de una estancia al sudoeste de la provincia de Buenos Aires.

“Los anuros son muy susceptibles a las modificaciones del ambiente”, señaló.

“Entre 2004 y 2012 la superficie de cultivos anuales aumentó en casi un 60% y la de pasturas naturales disminuyó en un 80%. Además, se eliminaron dos tercios de los alambrados perimetrales y se redujo un tercio el área de los cuerpos de agua temporales”, contó Hodara al portal ‘Sobre La Tierra’ que edita la facultad.

La investigadora resaltó que en ese tiempo se perdieron tres de las ocho especies de anuros que habitaban la zona, dos de ranas y una de sapo.

“Las que toleraron los disturbios tienen en promedio cuerpos más pequeños y las encontramos sobre todo en hábitats menos perturbados como debajo de los alambrados, pastizales o campos abandonados”.

El hallazgo no debe llamar demasiado la atención para quienes en forma frecuente recorren caminos rurales de Junín y zona y tienen el recuerdo para comparar situaciones.

Entre 2004 y 2012 la superficie de cultivos anuales aumentó en casi un 60% y la de pasturas naturales disminuyó en un 80%

Seguramente rememoren que hace algunas décadas atrás los zanjones estaban repletos de ranas criollas de buen tamaño, mientras que ahora el número está reducido y los tamaños son ínfimos al lado de aquellos machos de brazos musculosos que eran servidos en un plato gourmet luego de una jornada de pesca.

Siguiendo con la investigación, en 10 años, las especies que se extinguieron localmente fueron Rhinelladorbignyi, Boanapulchella y Pseudopaludicolafalcipes.

Según Hodara, integrante del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de la FAUBA, esta información es valiosa para manejar y monitorear hábitats naturales y preservar sus especies.

“Además, demuestra que sapos y ranas encuentran diversas dificultades para sobrevivir y reproducirse con los cambios que trae el avance agrícola”.

Se debe rescatar que además “los sapos y ranas son buenos controladores biológicos de plagas. Además, son alimento de lechuzas, halcones y hurones, entre otros animales”.

Sapos y ranas encuentran diversas dificultades para sobrevivir y reproducirse con los cambios que trae el avance agrícola

Hodara profundizó en los efectos de los disturbios sobre los anuros. “Estas especies dependen del agua en sus estadíos de huevo, larva y renacuajo. Sin embargo, como en los ambientes agrícolas quedaron pocos cuerpos de agua, y los que se mantuvieron están contaminados, tienen dificultades para completar su ciclo de vida”.

Además, los que llegan a adultos se dispersan muy poco, un promedio de entre 200 y 300 metros por día. Por eso, necesitan ambientes acuáticos y terrestres muy próximos y conectados. “Entre los monocultivos, quedan áreas naturales remanentes, pero están muy aisladas y son muy pequeñas. Entonces los anuros no encuentran los ambientes óptimos que necesitan para vivir”.

Para finalizar, reflexionó: “Si queremos restaurar los ecosistemas y reintroducir elementos del paisaje que desaparecieron, hay que repensar de qué manera hacemos agricultura. Tal como está planteada en la actualidad, la diversidad de especies silvestres está en problemas”.

BATALLAS PERDIDAS CONTRA EL GLIFOSATO

Relacionado con el tema central de esta edición de SEMANAGRO, donde se manifiesta el daño que se viene ejerciendo por la matriz productiva granaria, vale destacar lo que ocurre en la provincia de Misiones, donde las autoridades están en una dura lucha respecto a la necesidad de prohibir el uso del glifosato, frente a las fuertes presiones de otros sectores que lo defienden simplemente por un fin comercial.

Esta semana y tras los constantes reclamos del sector productivo, a través del Decreto provincial N°1608, el gobernador de la provincia de Misiones, Hugo Passalacqua, estableció una prórroga de 5 años para la prohibición de uso de glifosato, sus componentes y afines —prevista por la Ley de Promoción de la Producción de Bioinsumos para julio de 2025— para aquellos sectores productivos que deban cumplir con exigencias de estándares específicos en el proceso de comercialización de su producción.

Si bien no se logró el veto, sino tan sólo posponer la decisión tras generar consensos entre el sector público y el privado, la preocupación aún está presente en sectores como el yerbatero, el tealero, el foresto/industrial y el tabacalero.

Los productores misioneros temen por la viabilidad de sus actividades al no existir aún un sustituto eficaz al glifosato, aprobado y reconocido, a lo que se suma la pérdida de competitividad frente a territorios limítrofes en los que el producto se encuentra totalmente habilitado como insumo agrícola.

Sin embargo nada se dice de lo que hacen los intermediarios de la cadena comercial yerbatera con el precio que se paga al productor.

En búsqueda de integrar la conservación del ambiente con la producción, el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) destacó la importancia de promover instancias de intercambio y diálogo para que toda legislación que impacte directa o indirectamente en el sector productivo se sustente en bases sólidas, como el rigor técnico/científico de organismos nacionales (por ejemplo SENASA, máxima autoridad en fijar este tipo de normativas en nuestro país) e internacionales.

Aún así, la norma también establece que:Los productores que deseen acogerse a la prórroga deberán inscribirse en un Registro y presentar la documentación que acredite las exigencias, acompañadas con un plan de transición hacia métodos amigables con el ambiente.El Ministerio de Agro y la Producción deberá limitar la superficie de parcela en la que será utilizado el glifosato, sus componentes y afines. Además, deberá establecer la cantidad anual del producto utilizar.El productor que acceda a la utilización de glifosato, sus componentes y afines, debe desarrollar medidas de mitigación de los daños consecuentes.