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Más fracking y menos frutales en el Alto Valle del Río Negro  
UNSAM- 23-05-2025 -
  Nota publicada por: UNSAM el 23-05-2025

Nota de origen:
Crisis frutícola y expansión del fracking: Se transforma el Alto Valle del Río Negro
Enviada por: FAUBA , el 20-05-2025

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En diez años, el área destinada a extraer hidrocarburos creció 178% mientras que la destinada a la producción frutícola cayó 25%. Los datos surgen de un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA, en el que también dan cuenta de cómo este desarrollo desigual fue impulsado por políticas públicas.
Por Vanina Lombardi
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Agencia TSS – Presionado por movimientos de justicia climática, el Banco Nacional Suizo (BNS) informó la venta de sus acciones en la petrolera Chevron, valoradas en más de 700 millones de dólares. En 2024, una delegación argentina había viajado a ese país europeo para describir los impactos socio/ambientales que el fracking está generando en Vaca Muerta, en el Alto Valle de la provincia de Río Negro, entre los cuales destacaron el aumento de sismos, la contaminación de las aguas, la violencia y trata de personas y el desplazamiento de familias mapuches de sus territorios.

Junto a ellos, también se está modificando la matriz productiva local. Al respecto, un estudio elaborado por investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) evalúa el impacto de esa actividad extractiva en la producción frutícola, característica de esa región. Específicamente, el informe analiza el cambio en el área destinada a cada actividad en la localidad patagónica de Allen y da cuenta de que, entre 2010 y 2020, la superficie hidrocarburífera aumentó un 170%, mientras que la frutícola se redujo un 25%.

“Partimos de la hipótesis de que las políticas públicas entre 2010 y 2020 favorecieron la expansión de la frontera hidrocarburífera en detrimento de la fruticultura; relevamos datos de superficie frutícola, utilizamos sistemas de información geográficas (SIG) e imágenes satelitales para mapear áreas de extracción de hidrocarburos, analizamos políticas públicas y realizamos entrevistas”, comenta María Marta Di Paola, docente de la FAUBA y directora de este trabajo.
El informe analiza el cambio en el área destinada a cada actividad en la localidad patagónica de Allen y da cuenta de que, entre 2010 y 2020, la superficie hidrocarburífera aumentó un 170%, mientras que la frutícola se redujo un 25%.

El Alto Valle del Río Negro es una de las principales regiones frutícolas de la Argentina. Ubicada al norte de la Patagonia, genera empleo en la región y suma sus producciones frutícolas, como manzanas y peras, al grueso de las exportaciones nacionales. Sin embargo, hoy, la actividad está atravesando una crisis estructural: no solo disminuyó la superficie cultivada y la cantidad de explotaciones dedicadas a producir peras y manzanas, sino que también cayeron los precios internacionales de esos alimentos, sus exportaciones y su rentabilidad.

Por el contrario, el fracking continúa presentándose como una oportunidad para generarle ingresos a la provincia y al país, a pesar del rechazo de las comunidades y de los daños socioambientales que esta actividad pueda provocar. Se trata de una técnica para extraer hidrocarburos de manera no convencional, que consiste en realizar perforaciones verticales y horizontales e inyectar cantidades grandes de agua, químicos y arena a presión para generar microfracturas que permiten obtener gas y petróleo que están atrapados en rocas impermeables o semipermeables, de difícil acceso.

Energía por comida

Denominado “Cambios en el uso del suelo en el Alto Valle de Río Negro, entre 2010 y 2020, en el marco de las políticas agropecuarias y energéticas”, el análisis elaborado en FAUBA detalla que hubo una disminución del área destinada a la fruticultura, que pasó de 6.545 a 4.870 hectáreas, lo que representa una reducción del 25,6%, de las tierras destinadas a esa actividad. Por el contrario, el área destinada a la extracción de hidrocarburos creció de 42 a 114 hectáreas, lo que representa un aumento del 178%. “De esas 72 hectáreas nuevas, 33 eran tierras frutícolas y 21 eran frutales abandonadas o con otras actividades agropecuarias”, explica Juan Ignacio Azpitarte, autor de este trabajo de tesis de la Licenciatura en Economía y Administración Agrarias, en una nota publicada en Sobre La Tierra.

El trabajo también analiza los factores que motivaron ese cambio en el uso de tierras y da cuenta que, entre otros, se produjo de la mano de las políticas públicas que incentivaron al sector energético mucho más que al alimentario. “El trabajo concluye que la expansión del sector energético se vio favorecida por políticas sostenidas y estructurales, como subsidios, beneficios fiscales y apoyo tecnológico, mientras que la fruticultura recibió medidas puntuales, mayormente reactivas y de corto plazo”, sostiene Di Paola, docente de la FAUBA, y aclaró que esto no solo ocurrió en la región del Alto Valle de Río Negro, sino que se dio “principalmente, a nivel de todo lo vinculado a Vaca Muerta”.

“Hay otras cuestiones a tener en cuenta ante el avance de la frontera hidrocarburífera en esa región, como el avance la crisis estructural de la fruticultura, caracterizado por la baja rentabilidad, la concentración de la producción en empresas exportadoras y la falta de apoyo sostenido, así como el avance urbano y el cambio hacia otras actividades agropecuarias como forrajes o ganadería”, agrega Di Paola y recuerda que también influyeron factores externos como la caída de exportaciones y los precios internacionales.

El trabajo se enfocó en la localidad de Allen porque allí hay una interacción notoria entre la fruticultura y la extracción de hidrocarburos, y analiza el período de 2010 a 2020, ya que en 2013 se firmó el acuerdo YPF/Chevron que dio entrada a la técnica del fracking en la Argentina. Es parte de una línea de investigación dirigida por Di Paola, que busca relevar las externalidades ambientales de la expansión hidrocarburífera en el Alto Valle de Río Negro durante esa década, así como el aporte desde la función económica en el marco de la multifuncionalidad del sector frutícola en la región, para ese mismo período.

“Estoy trabajando en el avance del megaproyecto Vaca Muerta desde hace muchos años con una perspectiva ambiental, ya que estoy vinculada de manera profesional con organizaciones de la sociedad civil que abordan la temática”, afirma Di Paola, y agrega que, junto con su colega Vanina Pietragalla, presentaron un proyecto de investigación UBACyT denominado “Los indicadores de rentabilidad y las externalidades ambientales: El caso del Alto Valle de Río Negro y el desplazamiento de la producción frutícola por el avance de la frontera hidrocarburífera”. “Este trabajo final que presentamos, de Juan Azpitarte, es el primer resultado”, concluye la docente.