| Europa exigirá soja libre de deforestación y el país analiza costos de adaptación |
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Qué Diario-
31-10-2025 - Esta noticia fue copiada del medio: Clarín
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“Estamos frente a un punto de inflexión: invertir en trazabilidad ambiental o resignar divisas”, señala el estudio. Además, subraya que la mayor presión recaerá sobre los pequeños y medianos productores del norte argentino, donde la expansión de la frontera agrícola históricamente se dio a costa del bosque nativo.
La nueva regulación europea pone en jaque al modelo agroexportador argentino
Desde diciembre próximo, la Unión Europea solo comprará soja, carne, café y otros productos agrícolas que puedan demostrar no provenir de áreas desmontadas. Un informe reciente de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) advierte que cumplir con estas exigencias implicará una inversión adicional para los productores locales, pero también evitará pérdidas millonarias por el cierre de mercados.
Una regla que cambia el mapa del comercio internacional
El nuevo Reglamento Europeo contra la Deforestación (EUDR, por sus siglas en inglés) entrará en vigencia el 30 de diciembre de 2025 y exigirá a las empresas exportadoras demostrar, mediante geolocalización y trazabilidad, que la producción agrícola no está vinculada a desmontes posteriores a 2020.
Argentina, uno de los principales exportadores de soja a nivel global, enfrenta un desafío inmediato: adaptar su sistema productivo y de control ambiental para no quedar fuera de un mercado que representa cerca del 15% de sus ventas de granos.
Según datos de la Secretaría de Bioeconomía, solo en 2024 las exportaciones de soja y sus derivados al bloque europeo alcanzaron los US$4.000 millones, una cifra que ahora podría verse comprometida si el país no logra certificar el origen sustentable de sus cultivos.
El costo de adaptarse frente al costo de perder
De acuerdo con el informe de la FAUBA, la adecuación a las nuevas exigencias —que incluye certificaciones, monitoreo satelital, registros digitales de trazabilidad y verificación en campo— implicaría un costo mínimo de entre 1 y 2 dólares por tonelada de soja producida.
Sin embargo, el documento advierte que este gasto resulta insignificante frente al riesgo económico de perder el acceso al mercado europeo.
Las provincias del Gran Chaco —Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa— concentran el 80% de los desmontes registrados en las últimas dos décadas, lo que las convierte en el epicentro de la discusión sobre sustentabilidad y comercio exterior.
Soja verde o mercado cerrado
El EUDR no es una política aislada: responde al Green Deal europeo, que busca reducir la huella ambiental de su consumo y liderar la lucha global contra el cambio climático.
Para Argentina, el desafío será transformar una amenaza en oportunidad: generar un sistema de certificación ambiental transparente, con trazabilidad digital y participación provincial, que permita acceder a mejores precios internacionales.
La adaptación requerirá coordinación entre productores, exportadores y el Estado nacional. Pero también demandará un cambio cultural: entender que la sostenibilidad ya no es una opción, sino una condición de competitividad.
“Cada tonelada de soja que no pueda probar su origen libre de deforestación será una puerta cerrada”, advirtió un consultor del sector agroindustrial. En un mundo que avanza hacia el consumo responsable, la “soja verde” podría ser el nuevo pasaporte argentino hacia los mercados del futuro. |
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