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Es una novedad del Mundial de Sudáfrica: a la gramilla habitual se suman fibras artificiales para mejorar el agarre del calzado, a las que se agregan dos diferentes clases de césped natural. Un agrónomo argentino recorrió las sedes y le contó a PERFIL intimidades de cada uno de los pastos y qué cosas cambian en los tres tipos de terreno en los que el equipo de Maradona deberá jugar en la primera fase. La lucha de la FIFA por el sintético total y los increíbles errores cometidos en Alemania 2006, que ahora fueron subsanados en Africa, que tendrá mejores suelos y menos lesionados.
Por Martín De Ambrosio

En el piso del debut. El ingeniero agrónomo argentino Fabio Solari verificó el Ellis Park, escenario del primer partido del Seleccionado nacional contra Nigeria.
Como protagonista del Mundial de fútbol tiene menos prensa que el tercer arquero de Honduras, pero detrás del césped que pisarán las estrellas hay mucha ciencia. No sólo siglos de conocimiento de botánica, sino también una serie de artilugios tecnológicos más que útiles para que los suelos luzcan bien verdes, fuertes y tupidos, pese a los constantes pisotones de aguerridos marcadores de punta e incansables mediocampistas.

Y no sólo detrás, sino que debajo de la capa biológica verde que lucirán los estadios, debidamente matizadas con líneas blancas, hay literalmente mucho. En principio, cinco de los diez estadios que serán sede de la primera copa del mundo que se juega en Africa, serán semisintéticos, porque contendrán una fina capa de una fibra artificial para que el pasto “verdadero” crezca mejor y resista más la tracción de los botines. En tres de ellos se aplicó la fibra llamada “stalok”, que tiene un centímetro de largo en superficie y otros 29 cm debajo y funciona como una especie de sostén de las raíces del césped. Está instalado en los estadios Soccer City, de Johannesburgo (el del primer partido, la final y Argentina/Corea de la primera fase), Nelson Mandela Bay, de Puerto Elizabeth y Durban, de Durban. Otros dos estadios, el Mbombela, de Nelspruit y el Peter Mokaba, de Polokwane tendrán un sistema también mixto pero más caro, llamado Desso, que es el usado en la liga inglesa y en el estadio del Real Madrid español, que permite entre 12 y 15 horas de uso semanal (contra las seis u ocho del sistema tradicional).

Aunque lejos de las pretenciones de la FIFA, que en Alemania 2006 anunció que el siguiente Mundial se disputaría enteramente en sintético, es un paso más en ese controversial sentido. El tema es que las sintéticas son diez veces más caras que las semi sintéticas construidas de cero como en Sudáfrica: 2 millones de euros contra 250 mil.

Diferencias. Pero habrá aún más escondido debajo del rodar de la Jabulani, esa polémica –por liviana y oscilante– pelota oficial: debajo de la capa de 30 cm de arena en la que está la fibra artificial hay unos dispositivos especiales para drenaje de agua que constan de unos tubos circulares o aplanados (ver gráfico). De los diez estadios oficiales, cinco estarán sobre esa capa arena, mientras que los otros cinco permanecerán sobre la más tradicional tierra compactada (que es la que soportan casi todos los estadios del fútbol argentino).

Quien lo sabe bien y detalla es Fabio Solari, ingeniero agrónomo argentino especializado entre otros temas en, precisamente, gramillas varias que sirven como césped y que adornan las canchas del mundo entero. Solari estuvo en Sudáfrica y compartió experiencias con colegas locales y chilenos sobre el cuidado y la preparación del terreno en el que algunos de los seres más famosos del planeta van a hacer lo que mejor saben hacer. Y contó a PERFIL que todo cambió en los últimos treinta años: “Antes sólo se cortaba y regaba, ahora también se agregan fertilizantes, herbicidas y aireación del suelo”.

En las canchas sudafricanas se hace una “aireación” mensual que consta de una extracción de un bocado de cinco centímetros de profundidad para agregarle arena para que el agua infiltre mejor y las raíces crezcan más rápido. Según sostiene Solari, y por increíble que parezca, el mundial africano vendrá a corregir cosas que se hicieron mal en el último Mundial europeo. “En Alemania 2006 hubo errores, se sembró tardíamente y quedaron canchas muy duras que provocaron lesiones; en general, no había buena cobertura vegetal, es decir, una buena cantidad de plantas por metro cuadrado”, dijo Solari. En cambio, Sudáfrica ya mostraba buena cobertura en abril, lo que le hace conjeturar al asesor de la Secretaría de Deportes que durante el Mundial será más que óptimo.

En cuanto a los estadios en los que jugará la Argentina la primera fase son bien diferentes, explicó Solari.

El primero, el Ellis Park de Johannesburgo, es de los hechos sobre tierra: “Depende del tipo de corte que se haga puede llegar a ser un poco más pesado”, explicó. Allí el equipo de Maradona debuta contra Nigeria.

El segundo, es el ya citado Soccer City sobre arena –y una capa mínima de diez centímetros de tierra– a la se le sembró en septiembre pasado kikuyo (un tipo de césped que aquí sólo usa Ferro porque es bueno para el rugby) y en marzo rye grass, el tipo más común de semilla. Allí, el rival será Corea del Sur. El tercero es el Peter Mokaba, de los semi sintéticos, y por lo tanto, en el partido contra Grecia el suelo será un poco más rápido y con piques más importantes.

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