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El ex ministro de Economía Roberto Lavagna adjudicó las dificultades de la Argentina para alcanzar el ansiado despegue definitivo a "dos razones centrales", de las que no sólo debe responsabilizarse a la clase política sino a toda la sociedad, incluyendo medios de prensa e intelectuales: "una visión de cortísimo plazo" y la "idea del toma todo" que según él sigue todo gobierno al iniciar su gestión y que consiste en tratar de obtener la suma del poder.

Lavagna llegó ayer a Olavarría para disertar en el marco de la muestra La Nación Ganadera y su presencia fue objeto de múltiples especulaciones políticas en el marco del particular momento que vive el país y la proximidad de las elecciones legislativas.

En cuanto a la actualidad económica, Lavagna planteó que se vive "una situación compleja" y remarcó que "el año pasado hubo un crecimiento nulo y eso parece que se prolongará este año", además de que "se perdieron 200 mil puestos de trabajo".

Planteó que "la situación se sigue degradando" debido a "la inflación" que hace que los aumentos anunciados por la Presidencia para la Asignación Universal por Hijo" sirvan "sólo para recuperar" lo perdido por el aumento del costo de vida, que lleva a que "vuelva a deteriorarse".

Estimó que la inflación real es del orden del 25 por ciento y en cuanto a los intentos del Gobierno por controlar los precios sostuvo que "en realidad el congelamiento no existe" ya que "incluso en los hipermercados los productos baratos no están" en las góndolas.

Consideró que el dólar blue es "un muy mal síntoma" pero que "no es la enfermedad" que está padeciendo hoy la economía nacional. Para Lavagna esa patología es "el desorden de las cuentas públicas" y una inflación que "no se para con controles" sino "con un plan global".

Lavagna declinó realizar cualquier estimación sobre cuál debería ser el valor del dólar hoy en la Argentina ya que no hay ninguna necesidad de "echar más leña al fuego" en un contexto donde impera "una enorme incertidumbre"

Se mostró en contra de una depreciación del peso porque "una devaluación aislada complica más las cosas" y en otro tramo de sus declaraciones terminó por mostrar como ejemplo a la decidida por Jorge Remes Lenicov, su antecesor en la cartera económica durante el interinato de Eduardo Duhalde en la Presidencia.

Señaló que "hubo que hacer una gran tarea" en materia de política económica para resolver los problemas creados por esa devaluación que incluyó una pesificación asimétrica".

Defendió su gestión económica durante los gobiernos de Duhalde y Kirchner recordando que "hasta el 2006 se creció a tasas del ocho y el nueve por ciento" mientras que "desde el 2007 se creció la mitad".

En el mismo sentido, agregó que "entre el 3,8 por ciento y el 8,9 por ciento hay diez años de diferencia" en materia de desarrollo económico. Sostuvo también que esto se dio a pesar de que a partir de 2007 "el contexto internacional fue mucho más favorable" que hasta ese momento.

Como uno de los grandes problemas del país ubicó al hecho descorazonador de que "hay entre 900 mil y un millón de jóvenes que no estudian ni trabajan" y se mostró favorable a implementar un plan muy amplio para dar trabajo a ese sector de la población.

"Chiquilinadas izquierdistas"

Como ejemplo del deterioro argentino a través del tiempo planteó que "en 1974 la pobreza en la Argentina abarcaba al 4 por ciento de la población; ahora está en el 25 por ciento, quizá más". A su juicio, "hay dos razones centrales" para esa realidad amarga, las que "no son sólo obra de toda la sociedad, de los medios de prensa, de los intelectuales. La primera es una visión de cortísimo plazo, que hace que tengamos diez años de capitalismo salvaje y ahora estemos con chiquilinadas izquierdistas, chavistas".

La segunda es "la idea del toma todo. El que asume el Gobierno cree que debe tener todo el poder. Y si no lo tiene trata de conseguirlo por cualquier medio". En su opinión el ejemplo de cómo deben hacerse las cosas es el de Chile, donde existe la Concertación de Partidos, que incluye a la democracia cristiana y el socialismo y que gobernó veinte años hasta ser derrotada por el derechista Sebastián Piñera, aunque ahora todo indica que volverá al poder con Michelle Bachelet.

Tomó cierta distancia de Mauricio Macri, al que se refirió solamente como representante de un sector con el que se mantiene "un diálogo", lo que parece alejar la posibilidad de un posible frente electoral para los próximos comicios.

Lavagna se ubicó "siempre dentro del justicialismo" y definió a Sergio Massa como "un dirigente joven extremadamente importante". Cuando se le preguntó por quién optaría como aliado, si por Macri o por Massa, fue muy claro: "hoy me siento dentro del justicialismo, y Massa está en el justicialismo".

Para Lavagna, los opositores mostraron entre 2009 /año en que derrotó al kirchnerismo/ y 2012 "una oposición de baja calidad, confusa" y que se debe mostrar a la gente "un objetivo". Sostuvo que la unión de dirigentes peronistas que se dio en Córdoba y de la que participó junto a Hugo Moyano, José Manuel De la Sota, Francisco De Narváez y otros "tiene como objetivo decirle al Gobierno que se está equivocando".

En otra incursión por la economía sostuvo que la dicotomía campo/industria es "una falsa antinomia" y que es "un tremendo error" suponer que existe tal conflicto, ya que "no podemos desaprovechar las ventajas que tenemos" y que lo que se debe hacer es desarrollar la agroindustria.

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