Destacan beneficios de buenas prácticas agrícolas |
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Expertos señalan que es necesario «redoblar los esfuerzos» en la materia, tras alertar sobre las mayores exigencias de los consumidores y de los mercados internacionales
Autoridades de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA); de la Cámara Argentina de Certificadoras de Alimentos, Productos Orgánicos y Afines (CACER); y de la Asociación de Siembra Directa (Aapresid) destacaron los beneficios de las «buenas prácticas agrícolas».
Los expertos señalaron, además, la necesidad de «redoblar los esfuerzos» en la materia, tras alertar sobre «las mayores exigencias de los consumidores y de los mercados internacionales respecto de la inocuidad y la calidad de los alimentos», durante un seminario sobre certificación de buenas prácticas agrícolas.
Calidad
Al hablar en el encuentro, en la sede de FAUBA, el subsecretario de Graduados de la casa de altos estudios, Pablo Prystupa, destacó asimismo los beneficios que las buenas prácticas agrícolas representan para la nutrición y la salud de las personas.
«Todos los actores de la cadena son responsables del mantenimiento de la calidad y de la inocuidad de los alimentos», dijo a su vez Beatriz Campana, técnica del SENASA y docente de la Cátedra de Fruticultura de la FAUBA. El proceso, añadió, «involucra desde la siembra de un cultivo, por parte del productor primario, hasta la mesa del consumidor, pasando por el empacador, el transportista y el comercializador».
Campana explicó que las buenas prácticas agrícolas son «una herramienta fundamental para producir alimentos vegetales de manera inocua», a la vez que constituyen «una garantía de que no causarán daños al consumidor».
Detalló al respecto que «son normas, principios y recomendaciones técnicas que tienden a prevenir y a controlar la contaminación del producto, mientras está expuesto a numerosas fuentes relacionadas con el ambiente, el agua, las labores culturales, instalaciones, equipos, utensilios y envases, personal, animales y plagas».
Campana agregó que «también se busca evitar producir un mínimo impacto de las prácticas de producción sobre el ambiente, incluyendo la fauna y la flora».
Del mismo modo, se trata de «proteger la salud de los trabajadores y mejorar las condiciones de trabajo de ellos y de sus familias», según las definiciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En este sentido, recordó la experta, en la Argentina existen guías de prácticas de higiene y agrícolas para producción primaria, almacenamiento, empaque y trasporte en hortalizas, aromáticas y frutas, aunque no son obligatorias.
Fuente: Ámbito Financiero |
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