10 malezas 10 (resistentes a herbicidas) |
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BUENOS AIRES (NAP). En las últimas dos décadas, el uso reiterado de glifosato asociado a la siembra de cultivos transgénicos de soja y maíz, y principalmente al monocultivo de la oleaginosa, motivó la aparición de resistencia en Sorgo de Alepo, primero en la provincia de Salta, luego en todo el noroeste del país y otras zonas productivas. En total, los investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) elaboraron un mapa en el cual identificaron 10 malezas resistentes a herbicidas que, además del NOA, afectan al NEA, Córdoba y otras zonas de la Pampa Húmeda.
El mapa evalúa los niveles de riesgo de aparición de resistencia a herbicidas en gran parte de los sistemas agrícolas argentinos, ya que existen condiciones para que el fenómeno se extienda a otras regiones, incluso a la Zona Núcleo. "Habría ambientes donde todavía no se detectó la resistencia pero que tienen un riesgo equivalente al NOA (como parte del sur de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos), e incluso mayor, como el centro/norte de Córdoba y el noroeste de Corrientes", advirtió el trabajo elaborado por Juan Manuel Repetto, responsable de Prensa Fauba.
Ahora, la agricultura se enfrenta a un cambio de escenario, basado más en la aplicación de conocimiento, que en nuevos insumos. "De ahora en más van a tener que implementarse estrategias más complejas. Ya no se trata de una receta que implica la sola aplicación indiscriminada de un producto de acción total como el glifosato (u otro) sin atender a la biología de las malezas, la toxicidad y la residualidad de los agroquímicos", consideró Elba de la Fuente, investigadora de la cátedra de Cultivos Industriales de la facultad y docente de la materia Malezas.
"Hoy vemos la necesidad de poner en práctica el conocimiento de las bases funcionales de los cultivos y una combinación de estrategias que complementan el uso de agroquímicos con prácticas de manejo como la rotación de cultivos y productos, variaciones en la estructura del cultivo (densidad, espaciamiento y fecha de siembra, por ejemplo) y la siembra de cultivos de cobertura que generan un tapiz herbáceo en el suelo y minimizan el crecimiento de malezas", aseguró.
Diego Ferraro, investigador de la cátedra de Cerealicultura, sostuvo que "si bien se mantendrán los paquetes tecnológicos tradicionales, la irrupción de un problema como el escape de las malezas va a vitalizar una agricultura con más lugar para decisiones basadas en procesos ecológicos para acompañar a la tecnología de insumos".
"El éxito de los manejos agrícolas simples de los últimos 20 años fue quitando al profesional la necesidad de manejar un sistema complejo. La revitalización de un perfil de agrónomos con conocimientos de procesos no sólo va a redundar en un mejor manejo de las malezas, sino también de las demás variables que determinan el rendimiento de un cultivo y en los aspectos de cuidado del medioambiente", dijo.
Aumentar el conocimiento
El problema asociado a la aparición de nuevas malezas resistentes a herbicidas motivó la idea de volver a poner en marcha la Asociación Argentina de la Ciencia de las Malezas (Asacim), un espacio donde próximamente planean estar representados los ámbitos público y privado, con referentes de las universidades, Inta, empresas y de asociaciones civiles como Crea y Aapresid.
Una de estas herramientas en las que ya están trabajando desde la Fauba es en modelos de predicción de riesgo de aparición de resistencia a glifosato, que inicialmente comenzó a realizarse con Sorgo de Alepo, pero que apunta a expandirse otras especies (no sólo resistentes), incorporando tecnología satelital. "La disponibilidad de información ambiental en tiempo real nos permitirá desarrollar pronósticos de aparición y crecimiento de malezas, de manera análoga a lo que sucede con las predicciones meteorológicas", concluyó Ferraro.
* Este material puede ser utilizado de manera total o parcial citando la fuente: "Prensa FAUBA". |
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