De ese modo, la dirigente ratific� la postura del sector y asegur�:
"La siembra directa ayuda al suelo, mejora el cuidado del agua".
En declaraciones radiales insisti� en que "amortigua cuando cae el agua
y hace que penetre lentamente, lo cual permite que act�e casi de manera
natural". As� lo sostuvo tras las acusaciones del jefe de Gabinete,
An�bal Fern�ndez, quien hab�a culpado a la siembra directa por las
inundaciones en Buenos Aires y en Santa Fe y luego dio marcha atr�s a
causa de una reuni�n con representantes del sector. "Fue un error de
concepto que ten�an desde el Gobierno; la siembra directa ayuda al
suelo, mejora el cuidado del agua", subray� Giraudo.
Desde la Facultad de Agronom�a de la UBA tambi�n sostuvieron que la
siembra directa no favorece las inundaciones, sino que, por el
contrario, ayuda a evitar la erosi�n del suelo que se da con la labranza
tradicional. Haydee Steinbach, directora de
la Especializaci�n en Manejo de Suelos y Cultivos en Siembra Directa de
la Facultad de Agronom�a de la FAUBA, explic�: "Antes de la d�cada de
1970, la preparaci�n de la cama de siembra se realizaba laboreando el
suelo (con arado de reja y vertedera o disco, por ejemplo). En la Regi�n
H�meda esto provocaba que ante fuertes lluvias se sellara el suelo y se
desatara la erosi�n h�drica, arrastr�ndolo a los cursos de agua. En
zonas m�s �ridas quedaba expuesto a la acci�n del viento, provocando la
erosi�n e�lica. La erosi�n produce p�rdidas de materia org�nica y
nutrientes". De este modo, la t�cnica de
siembra directa se expandi� r�pidamente entre los agricultores
argentinos. "Si bien los primeros trabajos de investigaci�n realizados
por el INTA datan de la d�cada de 1960, aqu� comenz� a difundirse
masivamente a partir de 1996", record� Steinbach.
Hoy entre el 80% y el 90% de la superficie sembrada con cultivos de
grano en la Argentina se realiza con este sistema. "Somos uno de los
pa�ses que m�s hect�reas maneja con esta t�cnica conservacionista,
detr�s de Estados Unidos y Brasil", apunt� Carina �lvarez, docente e
investigadora de la c�tedra de Fertilidad y Fertilizantes de la FAUBA.
�lvarez destac� que con la implementaci�n de la labranza cero mejor� la
situaci�n: "Trabajos cient�ficos demuestran que la siembra directa
ayud� a controlar la erosi�n h�drica y e�lica del suelo, a conservar el
agua (fundamental para el crecimiento de los cultivos), a disminuir el
consumo de combustible y los tiempos operativos, y a aumentar los
niveles de materia org�nica". Sin embargo,
advirti� que a�n quedan tareas pendientes porque hay pr�cticas
agron�micas que no se realizan de manera correcta y que siguen afectando
al ambiente: "Deber�amos hacer cultivos que dejen m�s residuos (como el
ma�z) y doble cultivos (trigo/soja), porque el monocultivo de soja deja
muy poco residuos en el suelo que lo protejan de la erosi�n".
Seg�n las investigadoras de la FAUBA, la siembra directa no tiene
relaci�n con las inundaciones actuales. "Lo que estamos viviendo es
causa de las altas precipitaciones, muy superiores a las normales
(inclusive son picos hist�ricos) concentradas en per�odo corto de
tiempo. La capacidad de almacenaje de los suelos, que es un real
amortiguador del escurrimiento del agua, est� colmatada", asegur�. Como
contrapartida, afirm� que la siembra directa, incluso, estar�a evitando
que se genere un problema mayor porque permite bajar la velocidad de
escurrimiento del agua, cuando se combina con los residuos que deja
sobre el suelo el cultivo anterior. "Si tuvi�ramos labranza
convencional, sumar�amos a las inundaciones actuales un problema de
erosi�n h�drica", consider�. La siembra
directa, tambi�n denominada labranza cero, fue desarrollada en la d�cada
de 1930 por cient�ficos de la Universidad de Michigan para resolver los
fuertes problemas de erosi�n que exist�an en ese pa�s. Sucede que
despu�s de muchos a�os de agricultura manejada bajo labranzas con arados
de reja, los suelos hab�an quedado expuestos a la acci�n del viento y
se volaban ante la aparici�n de la primera sequ�a. |