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Una proporci�n muy alta de nuestros suelos agr�colas est� libre de
cultivos en alg�n momento del a�o. Las razones son variadas, desde
econ�micas hasta por miedo a que el doble cultivo baje el rendimiento
del cultivo de verano. Sin embargo, un estudio realizado en la Facultad
de Agronom�a de la UBA (FAUBA) indica que en muchos casos se podr�an
realizar dos cultivos sin comprometer la productividad del sistema. La
adecuada elecci�n del cultivo incluso podr�a prestar valiosos servicios
al ecosistema. �A partir de im�genes satelitales pudimos
determinar que el 89% de las tierras cultivables de Argentina produce
cosechas s�lo en verano, mientras que la superficie ociosa en invierno
es alt�sima, casi 32 millones de hect�reas�, le cont� a Sobre La Tierra
Gervasio Pi�eiro, profesor adjunto de la c�tedra de Ecolog�a de la
FAUBA. �Hay varias razones por las cuales los productores
deciden no implantar cultivos en ese lapso que va de la cosecha de un
cultivo de verano a la siembra del siguiente (un per�odo conocido como
barbecho de invierno). Una es econ�mica: si los m�rgenes brutos son
desfavorables, el cultivo no se siembra. Otra es atendible, pero menos
clara: el temor a que el cultivo de invierno reduzca el agua disponible
en el suelo al momento de sembrar el siguiente cultivo, en
primavera/verano�, se�al� el investigador. En el a�o 2012,
Pi�eiro y Priscila Pinto, tesista de grado de la carrera de Agronom�a,
estimaron el la viabilidad de realizar cultivos de invierno en la regi�n
agr�cola central de Argentina. Los resultados son sorprendentes: en la
mayor parte de la regi�n ser�a posible incorporar un segundo cultivo en
el a�o ocupando la superficie que hoy corresponde a barbechos de
invierno. As� nos lo cont� Gervasio: �Usamos datos clim�ticos de nueve
estaciones meteorol�gicas de la regi�n, para las que calculamos los
balances h�dricos del suelo. Nuestros resultados indican que en 9 de
cada 10 a�os, realizar un cultivo invernal de 3 a 5 meses de duraci�n no
alterar�a el agua disponible en el suelo a la siembra del cultivo de
verano. Por supuesto, esto depender� de la localizaci�n de cada campo en
particular dentro del �rea, de cu�nto llueva en invierno, del cultivo
posterior y de su fecha de siembra, principalmente.� Un costoso descanso El
trabajo de Pinto y Pi�eiro, realizado en colaboraci�n con Mar�a Elena
Fern�ndez Long, de la c�tedra de Climatolog�a y Fenolog�a Agr�colas de
la FAUBA, es el primero en mostrar la ubicaci�n espacial de los
barbechos y su variaci�n en el tiempo. �Trabajamos sobre la base de
informaci�n satelital, que una vez analizada nos permiti� identificar la
proporci�n de superficie ocupada por cultivos de verano, invierno o
doble cultivo. As� diferenciamos 5 zonas (ver gr�fico): en las 1, 2 y 3
dominan los barbechos de invierno, mientras que en la 4, los de verano
(menos frecuentes). En cambio, en la zona 5 la proporci�n de ambos es
muy similar. El mensaje es claro: en todas las zonas existen barbechos
en alg�n momento del a�o y la proporci�n de tierra sin usar es elevada.
Ese patr�n se ha mantenido relativamente constante en los �ltimos 13
a�os�, coment� Gervasio. Los sistemas de producci�n
actuales tienden a la agricultura continua, y esto es un desaf�o para la
sustentabilidad de la producci�n agropecuaria. La disminuci�n de la
proporci�n de pasturas en las rotaciones agr�colas y la realizaci�n de
un solo cultivo anual dan lugar a barbechos que pueden afectar la
calidad de los suelos. Por ejemplo, si los restos del cultivo cosechado
son escasos y/o se descomponen r�pidamente, como los de soja, el suelo
queda expuesto por largos per�odos a procesos de degradaci�n h�drica o
e�lica, con la consiguiente p�rdida de fertilidad. Te quiero verde �Algunos
investigadores consideran al barbecho como un per�odo de subutilizaci�n
de recursos como la energ�a solar, los nutrientes y el agua de lluvia.
En este contexto, tanto un cultivo invernal para cosecha (como trigo o
cebada) como un cultivo de cobertura (sembrado no para cosechar sino
para brindar una funci�n determinada en el sistema) permitir�an
aprovechar esos recursos �vacantes�. En estos �ltimos tiempos, en la
FAUBA venimos desarrollando varios trabajos sobre la siembra de
�cultivos de servicio�. Es decir, cultivos que se hacen espec�ficamente
para producir servicios ecosist�micos�, le coment� Gervasio al sitio de
divulgaci�n SLT � Sobre La Tierra. Los servicios
ecosist�micos son los aspectos de los ecosistemas que se utilizan (de
forma activa o pasiva) para generar bienestar humano. En los sistemas
productivos agr�colas, los cultivos proporcionan diversos servicios como
la cosecha, la protecci�n del suelo contra la erosi�n, la fijaci�n de
nitr�geno, el control de malezas y la regulaci�n h�drica, entre muchos
otros. Cuando estos servicios est�n deteriorados, la aproximaci�n
cl�sica para remediarlos es subsidiar con energ�a externa al sistema,
b�sicamente a base de petr�leo: se pasa m�s veces el tractor con el
descompactador, la desmalezadora y/o la pulverizadora, se aplican m�s
fertilizantes y/o herbicidas (en ocasiones desde un avi�n), etc. Los
costos econ�micos y ambientales de estos subsidios son muy elevados y
poco sustentables. Pi�eiro, quien tambi�n es investigador
independiente del CONICET, sostiene que las ventajas de los cultivos de
servicio son incuestionables, y as� se lo explica a Sobre La Tierra: "La
idea de los cultivos de servicio es que ayuden a manejar y mantener
dentro de ciertos l�mites los niveles de nutrientes, malezas, nitr�geno,
agua, compactaci�n, etc. Para mantener los servicios deseables, los
productores podr�an empezar a pensar en reemplazar la energ�a del
petr�leo por la del sol, adem�s de valerse de informaci�n gen�tica y de
manejo de los cultivos. Por ejemplo, en vez de aplicar fertilizantes
nitrogenados se pueden sembrar leguminosas como tr�bol subterr�neo o
lupino. En vez de aplicar herbicidas, un cultivo de cobertura puede
generar el servicio de reducir malezas. Si el suelo est� compactado, un
cultivo de nabo forrajero puede reemplazar el pasaje de un paraplow o un
paratill. La idea es manejar todos los servicios posibles, o al menos
los que el productor identifica como deteriorados." Para el
investigador, no todas las soluciones se pueden gestionar de forma
individual. En el caso del servicio de regulaci�n h�drica, las
decisiones escapan al productor individual porque son procesos que
ocurren a escalas m�s grandes, t�picamente a nivel de cuencas, y por lo
tanto deben ser orquestadas por el Estado o por asociaciones civiles, y
compartidas entre los productores. Consultado por SLT
acerca de la relaci�n entre barbechos e inundaciones, Pi�eiro se�al�:
"Esta gran cantidad de barbechos probablemente est�n usando menos agua
del suelo que si hubiera una pastura, un pastizal natural, un cultivo de
invierno o incluso un barbecho enmalezado. �stos consumen agua del
suelo, tanto de las lluvias como de las napas. Al no estar presentes, es
posible que infiltre o escurra m�s agua de lluvia y que ello pueda
provocar un aumento en el nivel de las napas. Son posibles consecuencias
al realizar un solo cultivo al a�o en ecosistemas que originalmente
pose�an vegetaci�n perenne, productiva todo el a�o. Algunos medios han
mencionado una supuesta conexi�n entre barbechos e inundaciones. Si bien
es cierto que en teor�a esto podr�a ocurrir, opino que debemos ser muy
cautos al respecto ya que hasta el momento no se ha investigado en
profundidad esta relaci�n de manera directa." (Autor: Pablo Roset -
Fauba) |