Los "chacareros"" de peque�as fincas son los principales productores a nivel mundial.
La Agroecolog�a nace como una respuesta a las falencias de la
agricultura industrial. Al combinar conocimientos tradicionales
campesinos ind�genas de Am�rica Latina con ciencias como la Ecolog�a, la
Agronom�a y la Sociolog�a, resulta una alternativa socialmente m�s
justa, econ�micamente m�s viable, culturalmente aceptable y
ecol�gicamente m�s diversa. As� lo entiende Miguel Altieri, profesor de
Agroecolog�a en la Universidad de California (UC), quien fue invitado
por la Facultad de Agronom�a de la UBA (FAUBA) para disertar sobre las
bases de esta disciplina. Entrevistado por el sitio de divulgaci�n
cient�fica Sobre La Tierra, explic� c�mo considera que su difusi�n
masiva solucionar�a el problema del hambre en el mundo.
�Existen etnias que han practicado la agricultura por cientos de
a�os, absorbiendo los cambios y permaneciendo estables en el tiempo. Los
principios de la Agroecolog�a incluyen esos saberes, que al combinarse
con otros provenientes de la Ecolog�a, por ejemplo, permiten cultivar la
tierra de una forma m�s biodiversa, resiliente y productiva. Por otra
parte, los supuestos que gu�an a la agricultura industrial ya no son
v�lidos: el clima est� cambiando, la energ�a del petr�leo es cara y
finita, y el agua no es abundante. Adem�s, la naturaleza no se puede
controlar con tecnolog�a: los agroqu�micos, fertilizantes, transg�nicos y
dem�s subsidios que supuestamente iban a aumentar la producci�n y
reducir el hambre, tuvieron una serie de efectos ecol�gicos indeseables
sobre la salud humana y el ambiente, y no resolvieron el problema de la
alimentaci�n.�
Altieri, quien tambi�n es Presidente Honorario de la Sociedad
Latinoamericana de Agroecolog�a (SOCLA), le explic� a Sobre La Tierra
por qu� la propuesta agroecol�gica apoya principalmente a los
campesinos. �Existen aproximadamente 1500 millones de hect�reas de
tierra agr�cola en el mundo. El 80% est� bajo agricultura industrial,
que en promedio s�lo produce 30% de lo que come la humanidad (s�lo le
interesa generar biomasa). Por su parte, los campesinos, que son 380
millones de fincas en el mundo, trabajan el 20% restante y producen en
promedio el 60% de los alimentos que consumen los habitantes del
planeta. Entonces, �qui�nes son los principales productores? Los
campesinos. La Agroecolog�a ha tomado como prioridad ese sector porque
puede solucionar efectivamente el problema del hambre en el mundo�.
No obstante, los grandes productores tambi�n son tenidos en cuenta
dentro del movimiento agroecol�gico, tal cual lo se�al� Clara Nicholls,
docente y colega de Altieri en la UC: �Nos interesa que vaya
desapareciendo ese mito de que la Agroecolog�a es s�lo para campesinos.
Los grandes productores, aquellos que tienen entre 200 y 500 hect�reas,
tambi�n pueden aplicar estos principios. Obviamente, las formas
tecnol�gicas que deben adoptar son diferentes a las de la peque�a
escala, pero las bases son las mismas. Por eso, para nosotros es clave
venir a la Argentina a mostrar ejemplos de grandes productores
agroecol�gicos de pa�ses como Colombia y Chile, incluso de Estados
Unidos�.
Un futuro sano
Para que la ciencia de la Agroecolog�a pueda llegar a alimentar al
mundo ser� necesario fortalecer aspectos educativos, legislativos y
econ�micos, adem�s de mejorar su divulgaci�n hacia la sociedad en
general, y a los productores en particular. �Necesitamos pol�ticas
p�blicas que incluyan la educaci�n y la extensi�n de grado y posgrado en
esta disciplina, con profesores capaces de brindar una visi�n m�s
amplia. As� es el pensamiento agroecol�gico, m�s hol�stico y sist�mico;
requiere otra pedagog�a. Por ejemplo, para nosotros, las plagas no son
problemas que aparecen porque s�; hay condiciones, desbalances, causas
que permiten que se expresen. En vez de ir al s�ntoma, como la
agricultura convencional, que aplica insecticidas, la Agroecolog�a hace
foco en las causas fundamentales. Esto diferencia mucho nuestros
diagn�sticos de los problemas�, coment� Clara.
Una de las formas m�s eficientes en las que esta disciplina se est�
difundiendo en el continente es a trav�s de los movimientos sociales.
Tanto Altieri como Nicholls destacaron el ejemplo de Brasil, donde
muchas fuerzas sociales rurales empujaron al gobierno a elaborar una ley
nacional de agroecolog�a. �Nosotros trabajamos con una metodolog�a
llamada campesino a campesino, que funciona de manera horizontal: cuando
un campesino ve que a su vecino le funcion� una determinada pr�ctica,
hay alta probabilidad de que la adopte. La divulgaci�n debe ser simple
para que el mensaje llegue con claridad a la gente�.
Tanto Altieri como Nicholls destacaron la importancia de que las
sociedades y los gobiernos tomen conciencia de la importancia que tiene
una alimentaci�n sana. �Es necesario que la sociedad est� alerta de la
procedencia de los alimentos que consume. Hoy se sabe, por ejemplo, que
la buena salud de los ni�os depende en gran medida de la calidad de su
dieta: existen enfermedades directamente vinculadas al sistema de
producci�n industrial. Una vez entendido esto, la demanda de alimentos
sanos, abundantes y accesibles vendr� de los pueblos. Y si los gobiernos
analizaran la problem�tica en profundidad, no dudar�an en apoyar la
agricultura sana. La salud p�blica representa una proporci�n
considerable de los presupuestos, y ciertas enfermedades, evitables a
partir de una dieta saludable, salen caras�.
Agricultura ecol�gica y cambio clim�tico
Para Clara Nicholls, desde el punto de vista agroecol�gico el cambio
clim�tico es una preocupaci�n y tambi�n una oportunidad: �Muchos
peque�os agricultores ya no pueden predecir los cambios clim�ticos.
Ellos, que nada tuvieron que ver con este cambio, son quienes m�s lo
sufren. Sin embargo, desde hace 5 a�os, investigadores en agroecolog�a
nucleados en la red REDAGRES, perteneciente a la SOCLA, vienen
comparando la resiliencia de fincas agroecol�gicas vs. convencionales en
Colombia. Ellos encontraron que en a�os Ni�o o Ni�a, mientras las
primeras mantienen su producci�n agr�cola o la lechera, las segundas
experimentan ca�das de hasta el 70% en sus rendimientos. Adem�s, las
agroecol�gicas se recuperan m�s r�pido de esos eventos. Este puede ser
ese el punto de quiebre para que los productores cambien y entren en una
transici�n hacia pr�cticas agroecol�gicas.
�Casi siempre se piensa que la ciencia, la academia o la tecnolog�a
tiene las mejores respuestas. Nosotros, en las universidades, no nos
damos cuenta de que muchas de las soluciones que buscamos est�n en el
campo. Hay agricultores que son muy innovadores, experimentaron mucho
por prueba y error, y fueron exitosos en ajustar sus sistemas. Por
ejemplo, los campesinos de Los Andes, que supieron ajustar sus pr�cticas
milenarias de manejo del agua, del suelo y de la biodiversidad. Podemos
incorporar esos aprendizajes a los principios agroecol�gicos para
redise�ar las fincas y hacerlas m�s resilientes al cambio clim�tico�,
sostuvo Altieri. (Prensa Fauba)
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